A veces el discurso social defiende de primera instancia a la mujer como víctima; y aunque en muchos casos son necesarias medidas de este tipo, debemos profundizar para alcanzar la verdadera complejidad del problema, dejando de lado aquellas soluciones que simplifican y minimizan el drama humano de la violencia familiar.
Frente a los numerosos casos de mujeres maltratadas por sus compañeros cabe preguntarse por qué algunas personas eligen sistemáticamente una pareja que coinciden en un mismo perfil: abusivos, violentos, intolerantes, prepotentes. ¿Cómo se puede explicar estas cuestionables elecciones? Es casualidad, mala suerte, un karma indescifrable o un sino fatal.
A veces el discurso social defiende de primera instancia a la mujer como víctima; y aunque en muchos casos son necesarias medidas de este tipo, debemos profundizar para alcanzar la verdadera complejidad del problema, dejando de lado aquellas soluciones que simplifican y minimizan el drama humano de la violencia familiar.
Una de estos caminos que no afrontan sino dan un rodeo al problema es la prohibición, la judicialización de muchos de los aspectos de la vida cotidiana, que no por sórdidos o descarnados dejan de ser humanos.
Sin embargo, las últimas noticias nos obligan a hacer tocar tierra a este tipo de soluciones. En primer lugar, ¿quién o quienes conforman la sociedad que prohíbe y la que recibe la prohibición?. Y en segundo lugar, ¿será cierto que la prohibición o penalización disuade?; ¿logrará la censura que ese algo en nuestro interior que nos impulsa a maltratar y herir se tranquilice?
No es necesario enfatizar el dolor y humillación que se oculta en mantener situaciones de violencia familiar, pero sí de reconocer que todo eso tiene una función en la vida de la víctima, que debe tener la determinación de averiguarlo si en verdad quiere detenerla.
Una mujer que decide no continuar con una denuncia por maltrato, no solo demuestra lo traumático del temor, revivido en la indiferencia con que muchas autoridades confrontan este tipo de trámites; sino también expresa inconscientemente la necesidad de perpetuar el maltrato.
Perfil del especialista
Nombre: Dra. Dunia Samamé
Teléfonos: 990-581-496
Correo electrónico: comunicandods@hotmail.com
Especialidad:
Psicoterapia especialista adolescentes, jóvenes y adultos.
Reflexiones para Eva todos los martes en Era Tabú.
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