Para muchos padres el momento de alimentar a sus hijos se vuelve una tortura, pero como un poco de paciencia y diversión, la comida puede convertirse en un momento lúdico y de interacción.
Entre los 12 y 18 meses de edad, es muy común que los niños comiencen a comer menos y esto se debe a dos razones: Uno, que crecen a un ritmo más lento y dos a que se vuelven más independientes y tienen como prioridad investigar, correr y jugar.
Es por esta razón que algunos psicólogos y nutricionistas aconsejan que lo mejor es amenizar el momento de la comida, es decir, entretener al niño con actividades que le hagan sentir el momento de la alimentación más agradable, pero que al mismo tiempo le recuerden que está haciendo algo importante: comer.
“La alimentación es un espacio de aprendizaje y para hacerlo agradable se pueden utilizar ciertos juegos, utilizando la misma comida, con formas divertidas, indicándole el color, sabor y texturar”, sostuvo el nutricionista Juan Pablo Aparco.
El especialista recomienda que la madre o cuidadora se siente frente al niño para que tenga un contacto visual, hablándole, contándole un cuento o una canción, pero especialmente dejando que toque los alimentos con las manos.
“A partir de los 8 meses lo niños ya pueden manipular los alimentos, el hecho que coja con las manos no solo va a ayudarlo a que aprenda a comer por sí solo, sino a que coma con gusto” resaltó.
Aparco, considera que esta forma interactiva de alimentación debe mantenerse por lo menos hasta los dos años, para asegurar una buena nutrición infantil y aconseja a los padres tomar conciencia que darse un tiempo para jugar y alimentar a su hijos es la mejor inversión.
“A menudo los padres consideran que dar de comer a un niño toma tiempo, pero deben saber que los resultados lo valen pues es la etapa donde se sientan las bases de la alimentación que hará que los niños se desarrollen y crezcan de manera saludable”.
Aunque el juego ayuda a amenizar el momento de la comida, no se aconseja colocar juguetes en la mesa del niño, ni encender la televisión, sino que los propios alimentos se conviertan en formas de juego y aprendizaje.
Comparte esta noticia