Más allá del dolor por la pérdida física de Teresa Izquierdo, una de nuestras más reconocidas cocineras, hay que destacar el haber sido una de las pioneras en difundir la marca de calidad de la gastronomía peruana.
Pocos saben que Teresa Izquierdo dejó inconclusa una prometedora carrera de obstetricia, por su apego por la cocina, cuyos secretos conoció mirando cocinar a su madre en la casa de una familia aristocrática limeña; ella le enseñó a preparar lentejas cuando apenas tenía ocho años.
Empezó de abajo, como muchos de los peruanos emprendedores. El Rincón que no Conoces es muestra de ello. Lo abrió un 26 de abril de 1978, con apenas seis mesas y kilómetros de esperanzas: cocinaba, servía y cobraba.
Al inicio pensó en expender solo dulces, pero por consejo de amigos y conocedoras de su sazón, se decidió incluir algunas viandas. Pronto su fama se extendió y su local también. Nunca le gustó que la llamaran chef, se consideraba “cocinera , aquí, allá en la China y en la Conchinchina”. Tampoco le gustaba que le dijeran “morenita”, con orgullo esgrimía el ser negra.
Su sazón encandiló a presidentes y artistas famosos. En el 2006, Teresa fue declarada “Maestra del arte culinario” por el Ministerio de Educación del Perú.
En junio de 2011 fue condecorada por el Estado peruano con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el Grado de Gran Oficial.
Teresa Izquierdo, nos recuerda a la tradición y magia resumida en la sazón de la cocina peruana; no en vano es un referente para las nuevas generaciones de chefs nacionales
La Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega) le rendirá un homenaje póstumo, ella representa a la mujer emprendedora, sencilla y creativa. No en vano y con justo reconocimiento, se la llama Matriarca de la cocina peruana, de aquella que ha doblegado los paladares más exigentes.
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