Morir sin muerte es casi una osadía/que no puede invocarse así nomás/ por eso yo prefiero ser discreto/ vivir sin vida es menos pretencioso, dejó escrito el poeta del exilio.
Un cielo gris se sumó hoy al luto de decenas de montevideanos, que hicieron del silencio cómplice el mejor homenaje a los versos de Mario Benedetti, fallecido este domingo a los 88 años.
Hasta la capilla ardiente del autor, instalada en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo de la capital uruguaya, se acercaron representantes de la vida política y cultural del país y numerosas personas anónimas, aquellas a los que Benedetti tendió puentes en su literatura.
"Es como si hubiera muerto mi papá por segunda vez", afirmó en declaraciones a Efe Carmen, la primera vecina de Montevideo en entrar al velatorio, con un pequeño ramo de flores entre las manos.
Para ella, la grandeza del poeta nacido en Paso de los Toros radicó en "hacer versos con sencillez, de forma que lo podía entender todo el mundo", "hasta el pueblo llano", dijo.
Poco a poco las coronas de flores fueron poblando la sala donde se colocó el féretro del escritor.
Le "aprendimos a querer a través de sus palabras", dijo Isabel, quien visitó la capilla ardiente en compañía de su hija de nueve años para transmitirle "la importancia de este gran autor".
El velatorio del autor de "Montevideanos" congregó a diversas generaciones, como prueba de que su poesía establece un diálogo íntimo, que está más allá de la edad y del tiempo.
Hubo numerosos jóvenes, muchos de ellos militantes de la Federación de Estudiantes Universitarios, para quienes Benedetti fue el poeta de su "infancia y adolescencia", según dijo en declaraciones a Efe Rafael, un estudiante de medicina de 20 años.
"También significa muchas cosas como militante, por el compromiso que demostró con lo que pensaba", aseveró Rafael, quien subrayó que Benedetti "actuó en consecuencia y escribió en consecuencia, lo que merece por lo menos un gran respeto".
Virginia, otra de las estudiantes, elogió el estilo "cercano y cotidiano" del autor uruguayo, que tuvo la "habilidad de escribir en momentos críticos de la historia de Uruguay con una sencillez y una profundidad que hacía que muchos se sintieran identificados".
Visiblemente emocionada, la joven agregó: "para los uruguayos ha sido un honor tener un escritor como Mario. Su obra va a trascender".
La inmortalidad del legado de Benedetti, plagado de interrogantes sobre el sentido de la vida, sirvió de bálsamo en esta jornada de duelo, en la que muchos quisieron reivindicar los valores que el autor de "La tregua" encarnó más allá de los poemas, los ensayos y las novelas.
"Vivió y encarnó la identidad igualitaria del Uruguay", manifestó a Efe el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arocena, quien consideró que "no es de extrañar que los uruguayos estén tristes, aunque también orgullosos por haber tenido a Benedetti, que es parte de la riqueza de este país".
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, el director de la Academia Nacional de Letras, Wilfredo Penco, y el músico Daniel Viglietti fueron otros de los que desfilaron ante el féretro con los restos mortales del autor.
"Morir sin muerte es casi una osadía/que no puede invocarse así nomás/ por eso yo prefiero ser discreto/ vivir sin vida es menos pretencioso", dejó escrito Benedetti en su último poemario, "Testigo de uno mismo".
A las puertas de su velatorio, las páginas de dos libros de firmas lucían colmadas de agradecimientos.
"Gracias, compañero, por tu "poesía-curita" (tirita) con la que tantas veces amaste mi alma lastimada", rezaba una de las dedicatorias.
Junto a ella, otra decía "al hombre primero, al escritor siempre". EFE
Hasta la capilla ardiente del autor, instalada en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo de la capital uruguaya, se acercaron representantes de la vida política y cultural del país y numerosas personas anónimas, aquellas a los que Benedetti tendió puentes en su literatura.
"Es como si hubiera muerto mi papá por segunda vez", afirmó en declaraciones a Efe Carmen, la primera vecina de Montevideo en entrar al velatorio, con un pequeño ramo de flores entre las manos.
Para ella, la grandeza del poeta nacido en Paso de los Toros radicó en "hacer versos con sencillez, de forma que lo podía entender todo el mundo", "hasta el pueblo llano", dijo.
Poco a poco las coronas de flores fueron poblando la sala donde se colocó el féretro del escritor.
Le "aprendimos a querer a través de sus palabras", dijo Isabel, quien visitó la capilla ardiente en compañía de su hija de nueve años para transmitirle "la importancia de este gran autor".
El velatorio del autor de "Montevideanos" congregó a diversas generaciones, como prueba de que su poesía establece un diálogo íntimo, que está más allá de la edad y del tiempo.
Hubo numerosos jóvenes, muchos de ellos militantes de la Federación de Estudiantes Universitarios, para quienes Benedetti fue el poeta de su "infancia y adolescencia", según dijo en declaraciones a Efe Rafael, un estudiante de medicina de 20 años.
"También significa muchas cosas como militante, por el compromiso que demostró con lo que pensaba", aseveró Rafael, quien subrayó que Benedetti "actuó en consecuencia y escribió en consecuencia, lo que merece por lo menos un gran respeto".
Virginia, otra de las estudiantes, elogió el estilo "cercano y cotidiano" del autor uruguayo, que tuvo la "habilidad de escribir en momentos críticos de la historia de Uruguay con una sencillez y una profundidad que hacía que muchos se sintieran identificados".
Visiblemente emocionada, la joven agregó: "para los uruguayos ha sido un honor tener un escritor como Mario. Su obra va a trascender".
La inmortalidad del legado de Benedetti, plagado de interrogantes sobre el sentido de la vida, sirvió de bálsamo en esta jornada de duelo, en la que muchos quisieron reivindicar los valores que el autor de "La tregua" encarnó más allá de los poemas, los ensayos y las novelas.
"Vivió y encarnó la identidad igualitaria del Uruguay", manifestó a Efe el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arocena, quien consideró que "no es de extrañar que los uruguayos estén tristes, aunque también orgullosos por haber tenido a Benedetti, que es parte de la riqueza de este país".
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, el director de la Academia Nacional de Letras, Wilfredo Penco, y el músico Daniel Viglietti fueron otros de los que desfilaron ante el féretro con los restos mortales del autor.
"Morir sin muerte es casi una osadía/que no puede invocarse así nomás/ por eso yo prefiero ser discreto/ vivir sin vida es menos pretencioso", dejó escrito Benedetti en su último poemario, "Testigo de uno mismo".
A las puertas de su velatorio, las páginas de dos libros de firmas lucían colmadas de agradecimientos.
"Gracias, compañero, por tu "poesía-curita" (tirita) con la que tantas veces amaste mi alma lastimada", rezaba una de las dedicatorias.
Junto a ella, otra decía "al hombre primero, al escritor siempre". EFE
Comparte esta noticia