El peruano que debutó ganando en la UFC se animó a contar algunos detalles de su carrera en una entrevista con RPP Noticias.
"UFC, Martín Bravo, cinco de agosto". Ese fue el mensaje que Humberto Bandenay recibió de su representante a mediados del mes de julio, el cual le avisaba sobre su pelea debut en la organización de artes marciales mixtas más importante del mundo. El luchador peruano no lo podía creer, recién había llegado a México para otra competición y ya tenía que debutar en el famoso octágono con apenas 22 años.
Su retador era el mexicano Martín "El Toro" Bravo, quien tenía a todo el coliseo a su favor. El peruano salió muy concentrado, no bajaba la guardia y apelaba a algunas patadas para amilanar su rival. Exactamente 26 segundos después conectaría un certero rodillazo en el rostro de su oponente.
El resto es conocido: el mexicano no pudo reponerse y Humberto Bandenay se quedaría con la pelea por nocaut. La emoción del momento lo llevó a gritar "Perú, Perú" y se apuró en buscar la bandera nacional. "Quería demostrarle al mundo que en nuestro país hay talento, que somos buenos en los deportes de contacto, voy a tratar de poner mi bandera en lo más alto", confiesa el luchador a RPP Noticias.
Tendrá otra pelea. "Esto no fue producto de la suerte, esto viene de un trabajo de bastante sacrifico y esfuerzo", aclara Humberto Bandenay, quien está en Lima solo por algunas semanas, pues en breve tendrá que regresar a California (Estados Unidos) para continuar con su entrenamiento. El peleador nacional estima que antes de fin de año volverá al octágono de la UFC para otro pelea.
Este presente que vive era impensado hace algunos años. A Humberto le gustaba el fútbol y esto lo llevó a formar parte de las divisiones menores de Alianza Lima. Su estatura (1.85 metros) haría suponer que jugaba de defensa central, pero él mismo nos confiesa que se ubicaba en la volante y que tenía buena técnica para los tiros libres.
"A los 15 años me invitaron a hacer pesas en un gimnasio, pero ahí también había clases de artes marciales mixtas. Me ofrecieron clases de prueba, fui y me gustó. Mis padres me pagaron los tres primeros meses, a los cuatros meses competí y me becaron. No me arrepiento de esa decisión", contó.
El golpe más duro. Como un luchador de verdad, Bandenay ha logrado sobreponerse también a los golpes que le ha dado la vida. Un par de semanas antes de debutar en la UFC tuvo que afrontar la muerte de su padre. "O dejaba todo, o seguía en este camino, en este sueño que era de ambos", se confiesa el peleador.
La partida de su progenitor se dio solo uno días antes de su duelo en la UFC. "Este triunfo se lo dedique a mi padre, lo llevo en el corazón", dijo. Ahora Humberto Bandenay tiene un contrato con la compañía de luchas, no ha parado de dar entrevistas a los medios y los éxitos parece que seguirán llegado. "Me van a tener para rato en la UFC", puntualizó.
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