En las únicas tres imágenes difundidas por el Vaticano se ve al papa Francisco arrodillado ante los detenidos a pesar de su dolor de rodilla.
El papa Francisco regresó hoy a una prisión para celebrar con los presos la misa "In coena domini" de Jueves Santo, que conmemora la Última Cena, y se arrodilló ante ellos para lavar sus pies, animándoles a ayudarse entre sí, después de dos años en los que la pandemia había suspendido esta tradición.
A diferencia de los otros años, el Vaticano ha optado por mantener esta misa bajo una gran reserva y ni siquiera anunció el paso del papa por esta cárcel, la sexta que visita por Jueves Santo en la última década, desde 2013.
Francisco, según confirmó la Santa Sede en un escueto comunicado al término del acto, celebró misa esta tarde en la cárcel de Civitavecchia, en el litoral romano, junto a algunos presos a los que luego lavó los pies, como hiciera Jesús con sus discípulos.
En las únicas tres imágenes difundidas por el Vaticano se ve al papa arrodillado ante los detenidos a pesar de su dolor de rodilla y a ellos, hombres y mujeres de diversas edades y nacionalidades, provistos de mascarillas.
Durante la misa, el pontífice explicó en una homilía improvisada que, con ese gesto, Jesús enseñó el valor de ayudarse entre sí: "Debéis lavaros los pies los unos a los otros, uno sirve al otro, sin intereses", exhortó.
"¡Dios perdona todo y siempre! Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Cada uno de nosotros tiene algo que lleva en el corazón desde hace tiempo. Pidamos perdón a Jesús", exclamó.
Francisco ha convertido en una tradición oficiar la misa "In coena domini" de Jueves Santo con los más desfavorecidos, como enfermos, inmigrantes y muy especialmente presos.
La pandemia obligó a suspender esta tradición en 2020 y en 2021 pero el año pasado decidió celebrar misa con el cardenal Angelo Becciu, a quien él mismo privó de sus derechos cardenalicios por unas irregularidades financieras por las que permanece imputado.
CONTRA LA MUNDANIDAD
Por otro lado, por la mañana, el papa dio inicio a los ritos de la Semana Santa con la misa Crismal en la basílica de San Pedro ante miles de personas, después de que el coronavirus redujera al mínimo el aforo en los últimos dos años.
En esta liturgia se conmemora la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo en la Última Cena y se dedica a la renovación de los sacerdotes de sus votos de pobreza, castidad y obediencia. Por eso, el papa se dirigió a su clero.
En concreto, alertó de tres formas de "idolatría escondida" en las que los pastores de la Iglesia pueden incurrir: la mundanidad espiritual o la "cultura de lo efímero", la "primacía al pragmatismo de los números" y las estadísticas o "el funcionalismo".
"Un cura mundano no es otra cosa que un pagano clericalizado", espetó.
EFE
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