El condenado propinó diversos manotazos y una patada a una chica ecuatoriana de 15 años, mientras le lanzaba improperios e insultos racistas en un tren.
El agresor de una joven ecuatoriana en octubre de 2007, en un tren metropolitano de Barcelona (noreste de España), Sergi Xavier Martín, de 22 años, ha sido condenado a ocho meses de prisión por un delito contra la integridad moral.
Según el fallo, conocido hoy, la justicia impone además al acusado una multa de 360 euros (464 dólares) por una falta de maltrato y le obliga a indemnizar con 6.000 euros (7.740 dólares) a la víctima, a la que no podrá acercarse a menos de mil metros en tres años, por los daños morales que le causó.
El ataque, por el que la fiscalía pedía tres años de cárcel, ocurrió el 7 de octubre de 2007, cuando el condenado propinó diversos manotazos y una patada a una chica ecuatoriana de 15 años, mientras le lanzaba improperios e insultos racistas, en el interior de un vagón de los Ferrocarriles de Cataluña.
El caso trascendió y generó una encendida polémica después que los medios de comunicación divulgaran las imágenes del ataque, que fueron grabadas por las cámaras de seguridad del tren en el que se produjeron los hechos.
La juez absuelve al joven del delito de lesiones de que lo acusaba la fiscalía, por considerar que la agresión no causó "un padecimiento psíquico medianamente serio" en la menor, que, según la sentencia, se vio desbordada en parte por la valoración que hizo su entorno del suceso y por la repercusión mediática del caso.
En este sentido, el fallo añade que no existen motivos para imponer a Martín la pena máxima por un delito contra la integridad moral, que es de dos años de cárcel, y recuerda que, "aun tratándose de un caso mediático y de fuerte repercusión social", una condena no puede dictarse en función de esa "sensación de repulsa y alarma social".
Para fijar la condena, que en principio no implicará el ingreso en prisión del procesado porque carece de antecedentes, la juez ha tenido también en cuenta su actitud durante el juicio, en el que se mostró arrepentido de lo que había hecho e incluso dijo sentir "asco de sí mismo" al ver las imágenes del ataque racista.
La sentencia considera que el acusado actuó con gran agresividad y violencia gratuita hacia la víctima, a la que trató "como un sujeto carente de voluntad y sentimientos" y seleccionó "por su condición de inferioridad al ser inmigrante, mujer, menor de edad, y al hallarse desprotegida, prácticamente sola en un vagón".
Pese a tildar la agresión de "grave", la juez recuerda que la menor no precisó tratamiento médico ni psicológico por el ataque -se limitó a tomarse una pastilla para el dolor de cabeza- y, como ella misma declaró, la noche siguiente salió con sus amigas y faltó en su cita al juzgado, lo que demuestra, según la juez, que "trató de recuperar su vida con normalidad".
EFE
Comparte esta noticia