Pía Greene, de Chile, y Ruth Landerreche, de Argentina, directoras de MIC Latam, reflexionan sobre el avance del crimen organizado, la inmigración desregulada y la importancia de la cooperación internacional para enfrentar la violencia que azota al continente.
La inseguridad se ha consolidado como uno de los problemas más graves que enfrenta América Latina, considerada una de las regiones más violentas del mundo.
Frente a este desafío, Pía Greene, experta chilena en seguridad pública, y Ruth Landerreche, funcionaria del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, analizaron las causas, consecuencias y posibles soluciones para frenar el avance del crimen organizado.
Desde Chile, Greene, directora de MIC Latam en dicho país, apuntó a la inmigración desregulada como uno de los factores que ha transformado el mapa delictivo en la región, permitiendo la importación de nuevas modalidades criminales.
“No existe evidencia que relacione directamente la inmigración con la criminalidad. Ahora, cuando la inmigración es totalmente desregulada y desordenada, como es el caso de lo que ha pasado en Venezuela (...) entra gente que trae nuevas formas de criminalidad a países que antes no conocían, como es el caso de Chile”, dijo en Ampliación de Noticias de RPP.
Además, advirtió que su país pasó de ser una zona de tránsito a enfrentar delitos mucho más violentos, alejándose de la criminalidad tradicional enfocada en la propiedad.
“Hoy día eso ha evolucionado a ser mucho más violenta (...) Tenemos un continente bastante violento, pero con soluciones que todavía podríamos obtener en ciertos países, sobre todo en materia institucional”, añadió.
La cárcel como escuela del delito
Otro punto crítico señalado por la experta chilena es la crisis penitenciaria. Greene advirtió que la mayoría de los grupos criminales que operan hoy en Latinoamérica se han formado o fortalecido dentro de las prisiones, citando un reciente caso de corrupción en Chile donde se desbarató una red que incluía a 44 policías penitenciarios.
“Si nosotros no compartimos información de inteligencia carcelaria, prontamente vamos a ver una coordinación entre estas organizaciones criminales que va a llegar mucho más lejos de lo que hoy día estamos viviendo”, alertó.
Sobre la gestión del presidente electo José Antonio Kast, Greene reconoció que existen altas expectativas en cuanto a su propuesta de "mano dura", pero subrayó que la solución requiere diplomacia y cooperación regional para facilitar la expulsión de delincuentes extranjeros a sus países de origen.
“Mientras nosotros no tengamos un sistema de cooperación internacional (...) no vamos a poder conseguirlo”, aseveró.
Tecnología y rechazo al "modelo Bukele"
Por su parte, Ruth Landerreche, directora de MIC Latam en Argentina, destacó la importancia del uso de tecnología y la participación ciudadana. Resaltó el sistema de geoposicionamiento de recursos implementado en Buenos Aires, el cual permite ubicar en tiempo real a cada agente de seguridad para optimizar la respuesta ante emergencias.
“Eso hace que la emergencia se atienda de manera urgente. Te facilita muchísimo la atención, acorta tiempos. Eso es algo fundamental y algo innovador”, comentó.
Sin embargo, Landerreche marcó distancia frente a soluciones radicales como el llamado "modelo Bukele", en referencia al mandatario de El Salvador.
“Particularmente, creo que no (es aplicable). Nosotros en Buenos Aires no podríamos aplicar ese modelo (...) Creo que sirvió, pero digo, ¿a costa de qué? Es pensar si estamos dispuestos a llegar a eso”, cuestionó.
En su lugar, la funcionaria argentina abogó por la presencia de un "Estado fuerte" que contenga las necesidades sociales para evitar que el crimen organizado ocupe los espacios vacíos.
“Necesitamos un Estado fuerte que contenga y que esté para los que lo necesitan para que no lleguen otros a ocupar este lugar. (Necesitamos) saber qué está pasando en la región, porque todos sabemos que lo que pasa en un lugar después va a pasar en el otro”, finalizó.