Desde el lunes cerraron varias gasolineras en Venezuela y sus habitantes que viven cerca de la frontera con Colombia en Táchira han pernoctado en sus coches haciendo largas colas para abastecer sus vehículos del combustible.
Los habitantes del estado venezolano de Táchira, en la frontera con Colombia, viven un calvario para aprovisionarse de gasolina, debiendo realizar filas de hasta tres días en vísperas de que empiece a regir un nuevo sistema de pago.
Si bien el desabastecimiento de combustible es crónico en esa región, el problema se agravó esta semana con el cierre de varias estaciones sin que las autoridades hayan explicado el motivo.
Decenas de personas han tenido que pasar la noche en sus carros o en hamacas colgadas de los árboles mientras hacen filas de hasta cinco cuadras, que terminan por bloquear avenidas.
Algunos pusieron colchonetas en la parte trasera de sus camionetas para descansar, mientras que otros aprovecharon la espera para jugar partidas de dominó en mesas de plástico en la calle.
"Es imposible surtirse, esto es una pesadilla", dijo a la AFP Anggy Uzcátegui, 31 años, en San Cristóbal, capital de Táchira, tras recorrer varias gasolineras que no abren desde el lunes.
Táchira es considerado por el gobierno del presidente Nicolás Maduro como uno de los puntos por donde más combustible de contrabando sale hacia Colombia, pese al estricto control militar.
"San Cristóbal está colapsada e intransitable", señaló la gobernadora de Táchira, la opositora Laidy Gómez. Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras, tiene la gasolina más barata del mundo, al punto que con un dólar se pueden comprar seis millones de litros.
El contrabando, según Maduro, genera pérdidas anuales de entre 10.000 y 18.000 millones de dólares al año.
"Estamos agotados"
Para corregir esa situación, el mandatario socialista está implementando un nuevo sistema de cobro electrónico, cuyos ensayos comenzaron en la frontera y se extendieron el jueves al resto del país.
Los subsidios en adelante se enfocarán en los poseedores del "carnet de la patria", una tarjeta con lector de código QR que identifica a los beneficiarios de los programas sociales del gobierno y que la oposición considera un mecanismo de "control social".
Quienes no posean ese documento deberán pagar el combustible a "precios internacionales", aunque aún no han sido anunciadas las nuevas tarifas.
"Estamos agotados. No es solo la gasolina, sino que aparte no tenemos agua, gas, para no hablar de la basura que puedes verla", declaró a la agencia AFP Vanessa Guerrero, de 42 años, quien logró cargar este viernes tras hacer cola desde el miércoles.
Venezuela importó 134.000 barriles diarios de hidrocarburos desde Estados Unidos en junio, en medio de un desplome de su vital producción de crudo de 3,2 millones de barriles en 2008 a 1,4 millones en agosto pasado.
(Información de AFP)
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