Los venezolanos sufren habituales cortes de luz que llegan a prolongarse por más de diez horas diarias. Uno de los estados afectados es Zulia, principal región de explotación petrolera en Venezuela.
Los signos de riqueza que marcaron al estado venezolano de Zulia (limítrofe con Colombia) a lo largo de sus más de 100 años de explotación petrolera están actualmente bajo montones de basura en sus calles y ensombrecidos por los apagones que cada día aquejan a esta región declarada en emergencia.
El Parlamento de Venezuela, de mayoría opositora, denunció esta semana la "situación calamitosa" en esta entidad federal, la más poblada del país petrolero, donde la crisis económica golpea con más fuerza a sus ciudadanos; en la actualidad divididos entre la indignación y el hastío, como pudo confirmar Efe.
En Maracaibo, la ciudad capital, el deterioro de los servicios públicos se refleja en cada cuadra y en todas las avenidas de esta urbe compartida por unos 2 millones de habitantes. Esta localidad fue considerada por décadas como vanguardista en términos de servicios.
Hoy en cambio, Maracaibo es un crisol de problemas donde los más afectados son sus pobladores, condenados a fallas eléctricas de hasta 36 horas de duración, y a vivir sin internet ni telefonía residencial, con agua potable racionada, rodeados de basura y con miedo a la inseguridad.
La crisis en el estado petrolero
La anarquía se muestra incontestable en las avenidas de la ciudad donde no sirve casi ningún semáforo, lo que ha llevado a los conductores a actuar como juez y parte para ceder o no el paso. Esta situación ha desencadenado discusiones tan acaloradas como la sensación térmica que ronda diariamente los 40 grados centígrados.
Además, hasta tres veces por semana los maracuchos se forman en colas a las afueras de las estaciones de gasolina para recibir este líquido racionado desde hace meses en la región reconocida como un símbolo indiscutible de riqueza petrolera.
El menoscabo de los hospitales públicos, la escasez de alimentos y medicinas, la depauperación del transporte y la falta de dinero físico -problemas que se registran en todo el territorio nacional- han penetrado sin excepción al Zulia que sufre la crisis con más intensidad.
Las populares "perreras" -camiones de carga sin mínimos de seguridad que se vienen usando en Venezuela ante la paralización de casi todos los medios formales de transporte colectivo- circulan en Maracaibo abarrotadas de pasajeros que se ubican hasta en el techo de los vehículos.
Si Maracaibo por más de un siglo creció con la mirada en su Lago epónimo, por donde llegó la electricidad y el cine a Venezuela, hoy la vista está puesta en la frontera, a donde se trasladan diariamente miles de personas para buscar en Colombia lo que no consiguen en su país.
La otra cara
La realidad del otro lado del puente Rafael Urdaneta, que conecta Maracaibo con las ciudades de la Costa Oriental del Lago, es menos alentadora. En esta parte del oeste venezolano, donde inició la explotación petrolera hace 104 años, hay comunidades enteras que duermen a oscuras desde hace semanas producto de un racionamiento decretado por el Gobierno de Nicolás Maduro para atender unos supuestos "ataques" al sistema eléctrico.
Si hay algo indiscutiblemente común en el Zulia es la depauperación de sus carreteras, las autopistas y caminos que conectan sus localidades están llenos de huecos y basura, casi sin alumbrado y con numerosas historias de asaltos.
La suma de estos males afecta directamente el regionalismo de los zulianos, que por años se jactaron de ser el benefactor del resto de sus compatriotas y hoy sufren como ningún otro venezolano la desidia y el abandono sin soluciones a la vista. (EFE)
Comparte esta noticia