Con 54 años de carrera, The Rolling Stones demostraron que tienen todo al alcance de su mano, menos los papeles de jubilación. Revive este histórico concierto en la siguiente crónica.
Ángel y Mary forman una joven pareja de esposos que llegaron desde Arequipa con una mochila cargada de ilusiones por ver a su banda favorita de toda la vida: The Rolling Stones. Habían comprado su entrada con meses de anticipación, y desde que pisaron Lima, su principal labor fue perseguir a Mick Jagger para lograr un autógrafo o una foto. Sin embargo, la suerte les permitió apenas verlo saliendo de un par de restaurantes, aunque el destino los quiso poner frente a frente al maestro de frontmans en un show que quedará registrado en sus retinas y oídos de por vida.
Así como ellos, existen infinidad de historias en nuestro país relacionadas con The Rolling Stones; esta inmortal banda que se les jura haber pactado con el diablo, y que no solo hace Rock N' Roll... ¡sino que ellos son el Rock N' Roll!
Desde que los Stones pisaron nuestra ciudad, la carrera de sus fans por verlos se hizo intensa aunque las medidas de seguridad impidieron que Jagger y compañía se movieran con total libertad. No obstante, ya en el escenario y lejos de sus paranoicos guardaespaldas, los septuagenarios rockeros se sirvieron a sus anchas del infinito amor que el Perú tiene para ellos.
El esperado show arrancó a las 9 de la noche, hora británica (osea, en punto). “Hola Lima. Hola Perú. Hola mis ‘causitas’”, fue la frase de arranque que derritió al público, luego de lanzarnos a la yugular su carta de presentación para esta velada: “Start me up”.
“OLÉ LIMA”
Una de las razones por la que la gira se llamó “Olé”, es sin duda por ese cántico de batalla que los latinos tenemos en nuestros conciertos. El popular “Olé, olé, olé, olé… Rolling! Rolling!” no era menos que la voz de un monstruo que se afincó en un Estadio Monumental a local lleno para entrar en mimetismo con Sus Majestades Satánicas.
“It’s Only Rock N’ Roll”, “Tumbling Dice”, y “Out of Control” dieron la bienvenida para mostrarnos que el grupo que suma casi 300 años sumando la edad de sus integrantes no conoce la palabra “jubilación” y se sigue sosteniendo en el escenario (un enorme escenario, valga decir) para darle al público lo que quiere.
“Son maravillosos”, proclamó Mick Jagger, a sabiendas de que su masticado español sería el aliciente para que el estadio vociferara su nombre. El agradecimiento, la banda interpretó un tema pedido por el público en redes sociales: “Like a Rolling Stone” y seguidamente le dio la cuota ‘hitera’ a este show cargado de grandes éxitos: “Angie” y “Paint It Black” le dieron a Lima la oportunidad de unirse a un coro masivo.
#StonesPerú setlist
— The Rolling Stones (@RollingStones) 7 de marzo de 2016
Gracias Lima! Al fin! Que público tan increible!
Thank you Lima! At last! pic.twitter.com/gyBeQBUPrr
Después de “Honky Tonk Woman”, el inquieto Mick nuevamente se puso al micrófono para reverenciar al público peruano por donde más le gusta: “La hemos pasado increíble en Lima. La comida aquí es ‘mostra’. La mejor de Sudamérica. Mi hija trajo a su cuy de mascota… y hasta ahora no la encontramos”, señaló, desatando la carcajada del público.
EL AMO DE LAS SEIS CUERDAS
Cada Stone es, sin duda, un personaje. Pero entre sus filas resalta uno de los guitarristas más excéntricos de la historia del Rock, y que solo al abrir la boca puede dar una clase maestra de sarcasmo. Keith Richards se puso al micrófono y acompañado de una bellísima guitarra acústica puso su característico toque bluesero a la noche con “You Got the Silver” y “Before They Make Me Run”, cantadas por él mismo.
Con “Miss You”, el público que por ratos se ponía pesado y aburrido, nuevamente recargó pilas para unirse al altisonante corillo del tema (“Uhuhuhuhuhuhuh…”). Se sumaron “Gimme Shelter” y “Jumping Jack Flash”, que –literalmente- hizo explotar el escenario con fuegos artificiales, antes de que el ritual al maligno comenzara con “Simpathy for the Devil”. Las gigantescas pantallas se llenaron de pentagramas y simbología que hacía guiños a su supuesto ‘pacto con el diablo’ y alimentaba aún más la leyenda.
“¿SE ESTÁN VACILANDO?”
“Brown Sugar” despidió a la banda con un escenario en llamas, para luego verlos volver con un coro de cantantes líricos, interpretando una suave melodía de voces que los acompañó en “You Can't Always Get What You Want”. “Muchas gracias a los señores y señoritas de este lindo coro”, agregó Jagger al finalizar la canción.
Hizo una pausa, sabiendo que el momento final se acercaba, y cogió el micrófono por última vez en la noche para dejar a Richards golpeando las cuerdas como introducción a su emblemática canción (y repetida hasta el hartazgo en la FM nacional) “(I Can’t Get No) Satisfaction”.
Los Rolling Stones a estadio lleno! #LosStonesSonDeOxigeno https://t.co/ceUR8m1gRj pic.twitter.com/jS7YHE9yrp
— Radio Oxígeno (@Radio_Oxigeno) 7 de marzo de 2016
El Monumental se puso de pie: público, policías, bomberos, vendedores, enfermeros… todos se unían al llamado de la veterana banda para saltar al ritmo de la canción, y despedir una histórica presentación que llenó de frenesí el coloso de Ate.
Ángel, Mary, y otros 58 mil fanáticos más dejaron el recinto víctimas de haber sido tocados por los Stones. Los efectos colaterales provocan adicción, frenesí, éxtasis y además, que salieran del estadio bailando como Jagger, fingiendo que sus piernas son de goma, y deslizándose por el pavimento mientras la música todavía sonaba en sus cabezas. Tremenda lección de historia. Gracias, Rolling Stones.
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