El padre del mayor Felipe Bazán Soles pidió la formación de una comisión mediadora para interceder ante los indígenas y digan dónde se encuentra.
Quien perdió a un hijo siente un dolor muy grande, pero quien no sabe dónde se encuentra un ser querido, qué le pasó, está vivo o muerto y siente la incertidumbre de no saber si lo va a hallar o no, el dolor es más grande aún. Esta es la historia de un hombre que insiste y lucha porque se siga buscando a hijo, desaparecido hace dos años y medio.
Todo empieza un viernes 5 de junio del 2009 cuando la policía se enfrenta a más de tres mil indígenas de las etnias Awajún y Wampis, así como campesinos, ronderos y excombatientes del Cenepa que habían tomado la carretera, en la denominada Curva del Diablo.
El mayor de la Policía Nacional, Felipe Bazán Soles, natural de Cajabamba, provincia de Cajamarca, fue destacado a la zona para controlar a los protestantes, pero luego de ese día la vida de Felipe Bazán Caballero cambió de manera radical. Su hijo desapareció y le quedó solo una fotografía, donde aparece junto a un grupo de indígenas que lo llevaban golpeado y con rumbo desconocido.
Felipe Bazán cuenta que su hijo fue buscado por grupos especiales, recorrieron Bagua Grande, Bagua Chica, Jaén y toda la Curva del Diablo, lamentablemente hasta hoy no pueden dar con él; sin embargo, siempre alberga la esperanza que lo hallará con el apoyo de todos.
Bazán Caballero, con un poco de reproche, dijo que tanto la policía como el Poder Judicial no han podido identificar a los nativos que aparecen en las fotografías junto a su hijo, por ello aseguró que se reunirá con el dirigente indígena Alberto Pizango, para que interceda ante las diferentes comunidades en busca de nuevas pistas.
“De las conversaciones que tuve con algunos testigos me dijeron que un grupo llevaba a mi hijo como rey, pero se encontraron con otro grupo radical y ellos obligaron a que entreguen a mi hijo o de caso contrario los mataban y desde ese entonces se perdió toda pista”, cuenta Bazán Caballero.
De acuerdo a ley, el 5 de junio de este año prescribiría el caso del mayor Felipe Bazán Soles y la institución policial lo declararía legalmente muerto, el cual es el mayor temor de su padre que aún lo sigue buscando a pesar de todas las adversidades presentadas hasta el momento, por ello presentó la propuesta de la formación de una comisión mediadora para dialogar con los indígenas y ofrecerles que no habrá repercusiones legales para así encontrar al oficial desaparecido.
Por: Luis Asencio
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