A inicios del mes de setiembre, el sistema de salud peruano fue cuestionado tras la muerte bebés prematuros, debido a la falta de incubadoras en hospitales públicos. Investigadores peruanos vienen elaborando prototipos portátiles de estos equipos desde hace más de dos décadas. ¿Qué falta? En RPP te lo explicamos.
Flor de María Quispe Vilchez (39) tuvo que ser trasladada de emergencia desde el hospital San Bartolomé del Cercado de Lima hasta el Hospital Hipólito Unanue de El Agustino para que pueda dar a luz a sus gemelas. Sus familiares se comunicaron con el Rotafono de RPP a inicios de setiembre y denunciaron que los doctores no podían atender el parto por falta de incubadoras.
El caso se sumó a las denuncias de muertes de neonatos reportadas desde hospitales de varias regiones del país, por déficit de infraestructura y equipamiento especializado en los centros de salud públicos.
La experiencia de Flor de María generó estrés en ella y sus familiares, y puso en riesgo su vida y la de sus bebés. ¿Era posible evitarlo? La respuesta es sí; hay una incubadora portátil con respirador artificial que aún no ve la luz -por completo-, debido a la falta de visión industrial que juega en contra del desarrollo de tecnologías desde el Estado.
Por cerca de tres décadas, el profesor Bruno Castillón viene trabajando en el desarrollo de equipos para atención de neonatos críticos. Él es coordinador del proyecto Incuven, el cual nació en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y que ha recibido diversos reconocimientos por su innovación tecnológica.
“Lo que necesitamos en este momento para dar otros pasos más importantes y que sea útil para la sociedad, es hacer ensayos preclínicos y esto tiene un alto costo. Un costo de doscientos mil soles y se necesita ensayos con animales”, explica Castillón a RPP.
Reducción de la mortalidad de neonatos
La necesidad de tener incubadoras para la atención de neonatales en riesgo de muerte es grande en el Perú, considerando que la tasa de mortalidad neonatal en el país es de 10 por cada mil nacidos vivos. Sin embargo, esto no es lo preocupante.
Eugenia Fermán-Zegarra, primera Adjunta de la Defensoría del Pueblo, señaló a Enfoque de los Sábados de RPP que estas cifras no precisan que en la zona rural se registran 14 fallecimientos por cada mil nacidos vivos y en el área urbana, 9 por cada mil. "Significa que los establecimientos de salud no atienden en las zonas que más se requieren", explicó.
Incubadora a batería
Incuven es una incubadora que funciona a batería y que podría ser utilizado en zonas rurales del país, donde carecen de profesionales especializados en neonatología y que no cuentan con unidades de cuidados intensivos implementados con equipos adecuados.
“La ventaja es que esto tiene un rápido acceso para atender a un recién nacido cuando tenga un paro respiratorio. (…) Con poquísima energía, mezcla aire con oxígeno para la atención del recién nacido. (…) Con su autonomía tiene de dos horas a tres horas de funcionamiento a batería y podría trabajar con pacientes”, detalla.
Bruno Castillón comenta que la idea nace debido a la necesidad que hay en hospitales de provincias de contar con incubadoras que sirvan de calentador. La primera idea fue esa, una incubadora que calentaba. “Puede haber una temperatura bastante diferente como de 5 grados o 10 grados en el ambiente, pero los anillos protectores (de la incubadora Incuven) protegerán al recién nacido”, explica un integrante del grupo.
Innovaciones para salvar vidas
Esta no es la única innovación de este grupo de trabajo universitario. Los dirigidos por Castillón también han elaborado un respirador manual que tiene un regulador electrónico, que permite que las presiones de centímetros de agua que pueda recibir un pulmón sean las exactas.
La idea surgió luego de observar que los respiradores manuales convencionales lesionaban a los pulmones de los infantes. "Los especialistas en ventilación vimos que la técnica fallaba y que para ellos, 5 centímetros de agua o 10 no eran exactos. (Esta inexactitud) podría dañar el pulmón del recién nacido", nos explica un integrante del proyecto.
El mecanismo es simple. Por más presión que se le ejerza al respirador manual, este aplicará lo que se programe. Si se quiere aplicar 10 centímetros de agua de presión, no fallará y aplicará eso, además las presiones se podrán observar en la pantalla del artefacto.
Las trabas
El detalle es el siguiente: tanto Concytec e Indecopi, asi como otras instituciones que financian el desarrollo de nuevos proyectos no dan un paso más y se conforman con que la investigación sea publicada en revistas especializadas.
Castillón es consciente que su trabajo llegó a un límite. Incuven ya ha ganado patentes, ha sido publicado en revistas especializadas, pero no logra pasar por el control de calidad, debido a la falta de pruebas que avalen que la incubadora portátil es efectiva. Hay que precisar, que no es posible sacar al mercado un artefacto médico si no ha sido testeado.
Lo mismo sucede con el respirador manual con regulador electrónico; aunque Castillón comenta que en los próximos días pasará por pruebas y al fin podría ingresar al mercado de productos médicos, ya que el costo de las pruebas de este es menor que el de la incubadora.
El docente solo espera que el Estado tenga como meta el desarrollo de tecnologías, no sólo investigando y elaborando innovaciones, sino también ejecutándolas.
“Para mí lo más importante es que nuestro país, por fin se desarrolle en un mismo sentido de desarrollo de tecnologías. Sería muy importante que todas las entidades públicas estén enfocadas en el desarrollo de tecnologías. Concytec, Indecopi, el mismo Ministerio de Producción o también las universidades y empresas en general. Se requiere que las políticas estén bien claras y que nuestro presidente diga: ‘esto es lo que queremos de desarrollo tecnológico para nuestro país’”, sostiene.
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