Los hombres de prensa, durante el conflicto por Conga deben correr el riesgo de ser agredidos por manifestantes o por la misma policía.
La práctica del periodismo es apasionante, y se ha convertido en un riesgo en los últimos días en Cajamarca, pues la prensa se encuentra en medio de los que protestan y quienes quieren o pretenden imponer el orden.
Una muestra clara es lo sucedido la semana pasada, cuando un grupo de periodistas cubría los precisos instantes en que la policía reprimía a los manifestantes que se habían apostado en un inicio en las afueras de la Primera Comisaría.
Cómo entender la reacción de la policía que en Cajamarca agrede a los hombres de prensa por segunda vez, y al parecer con un mismo objetivo: el de arrebatar los equipos fílmicos y fotográficos.
Uno de los periodistas más golpeados fue el corresponsal de un medio nacional Edwin Lozano, él nos cuenta que antes salía con el chaleco o logo del medio de comunicación para el que trabaja, y los protestantes le gritaban “prensa vendida”.
Ahora optó por solo usar su credencial, junto a su cámara filmadora, pero quienes lo agreden son los propios policías, por ello dijo “ahora uno no sabe lo que va a pasar en el día y es por ello que me persigno al salir de mi casa”.
El mal llamado “espíritu de cuerpo”, a lo mejor obligó al jefe policial de Cajamarca, coronel Jaime Gonzales, a manifestar que quería pruebas para tomar las acciones correspondientes, pero cuando se le presentaron, simplemente no las recibió y se refugió en el argumento que no es de su competencia.
Respaldo mostrado
Muy pocas veces se puede ver la unión de periodistas con opiniones marcadas con respecto a la coyuntura; sin embargo, a través de los diferentes medios de comunicación el eco fue el mismo, “solidaridad con periodistas agredidos y sanción para los agresores”.
Por: Luis Asencio
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