La costumbre de preparar diversos dulces en Semana Santa se han ido perdiendo con el paso de los años.
Endulzar el paladar con la diversidad de postres tradicionales que se preparan en nuestro país durante los días Semana Santa, forman parte de las costumbres que caracterizan a cada ciudad, y de la que Arequipa no es ajena.
Mazamorras, tortas, rosquillas, mermeladas y un sin fin de dulces se preparan en esta región sureña, donde lo lamentable es que esta tradición se ha ido perdiendo con el paso de los años; tal como nos refiere Marga López, una ciudadana arequipeña de 65 años, actualmente, presidente del comedor popular Sagrado Corazón de Jesús, del distrito de Jacobo Hunter, y quien busca conservar estas tradiciones en la ciudad.
Doña Marga nos detalla por ejemplo entre los postres más tradicionales: la mazamorra de airampo, el dulce de quinua, la torta de camote, la mazamorra de uva, la mermelada de zapallo, las rosquillas de yema, el membrillo al horno, entre los principales.
Uno de los postres más tradicionales
Empero uno de los dulces más tradicionales es la mazamorra de airampo, nos indica Marga López, quien también nos revela el ‘secretito’ de cómo preparar esta exquisitez.
Se requiere de manzanas, membrillo, piña, guindones, pasas, melocotón; y como ingrediente principal el airampo que debe ser remojado en agua tibia, y azúcar, canela, clavo, al gusto.
Primero debe hacerse hervir la fruta fresca, luego la mandioca hasta que espese un poco, y cuando esta esté, se vierte la fruta seca y el jugo del airampo ya remojado, a fin de dar ese color moradito, parecido al de la mazamorra morada. Y para servir puede decorarse con canela molida. ¡Uhmmm! ¡Realmente, rico!
Otro de los postres que ya no se prepara en la ciudad, pero que forman parte de las tradiciones e historia de Arequipa, es la mazamorra de uva, la cual se prepara como cualquier otra mazamorra, siendo solo la diferencia el ingrediente de jugo de uva, nos señala doña Marga.
Piden conservar tradiciones
Muchas tradiciones se han perdido con el paso de los años, cada generación cambia, convirtiendo su vida en una rutina y sin dar valor a aquello que forma parte de nuestra historia.
Para doña Marga, las autoridades; así como los institutos deben de promover mantener estas costumbres, como por ejemplo el enseñar a preparar estos postres tradicionales ahora que existe mayor preferencia de los jóvenes por ser chef, u organizar festivales en los que se motiven la preparación de estas exquisiteces.
‘Amemos nuestras costumbres y no dejemos que estas se pierdan’, nos dice doña Marga, pedido al que también nosotros nos unimos.
Por: Diane Mora Quispe
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