Se necesitan dos condiciones para aligerar las restricciones impuestas para hacer frente al coronavirus: que el número de contagios descienda, pero también y, sobre todo, que los ciudadanos respetemos las reglas sanitarias.
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Se necesitan dos condiciones para aligerar las restricciones impuestas para hacer frente al coronavirus: que el número de contagios descienda, pero también y, sobre todo, que los ciudadanos respetemos las reglas sanitarias. Básicamente tres: usar mascarilla, mantener la distancia social y lavarnos las manos. La primera de esas condiciones se cumple desde hace varias semanas en el registro oficial del Ministerio de Salud y también en el número global de muertes registradas en el Sistema Nacional de Defunciones. Los hospitales disponen de camas libres y la oferta de oxígeno corresponde con las necesidades de los infectados. Sin embargo, conviene recordar que trece regiones tienen cifras en aumento y alguna de ellas, Ayacucho en proporciones superiores al 90%. Según algunos epidemiólogos, el aumento de casos en Ayacucho es consecuencia de la celebración de festividades patronales y locales en las que se producen aglomeraciones.
En estas condiciones, el gobierno ha decidido aligerar algunas restricciones, pero mantener otras: se mantiene el toque de queda a partir de las once de la noche y la prohibición de usar autos privados los días domingo. Las fronteras terrestres se abrirán progresivamente, se autorizan los vuelos de hasta ocho horas, así como el uso de playas de lunes a jueves. Otro anuncio importante es la apertura de las iglesias, aunque tendrán que mantener un aforo de 30%.
A propósito de iglesias, ayer se estrenó en el festival de cine de Roma un documental de dos horas sobre el Papa Francisco, realizado por el cineasta ruso radicado en Estados Unidos Eugeny Afineevsky. Conocido por sus películas sobre Ucrania, Siria y temas sociales, Afineevsky afirma: "Para mi que no soy católico, que soy judío y nacido como ateo en Rusia, era importante mostrar al mundo que yo, con mi perspectiva no religiosa puedo ver lo que este hombre hace y cómo nos inspira". Aunque el cinesta muestra la obra y la personalidad de un líder que lucha para que la humanidad no se destruya a sí misma, la prensa internacional ha destacado las declaraciones del Papa sobre la homosexualidad. “Las personas homosexuales son hijos de Dios y tienen derecho a vivir en familia”, sostiene el Jefe de la Iglesia Católica. Preconiza por eso la aprobación de una ley de “unión civil que ofrezca garantías legales” a personas del mismo sexo que optan por vivir en común.
Otra señal de los desafíos nuevos que la Iglesia asume se manifestó en la beatificación de un joven fallecido a los quince años de edad el 2006, de leucemia. Decenas de miles de devotos de Carlo Acutis asistieron en Asís al rito que lo convierte en el primer beato cuyo cuerpo se exhibe en una urna vestido con blue jeans, casaca y zapatillas. Acutis fue básicamente un “influencer”, activo hasta sus últimos días en las redes sociales. El nuevo beato sostenía que internet y las redes sociales ofrecen una gran oportunidad para que los seres humanos compartamos valores y cultivemos la dignidad de la vida reconocida por todas las religiones. Desde ya, se ha pedido a la Iglesia que el nuevo beato sea declarado Santo Patrón de las redes sociales.
Y para terminar con temas terrenales, esta noche tendrá lugar el segundo y último debate entre los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos. El demócrata Joe Biden llega en calidad de favorito, por lo que podemos suponer que Donald Trump buscará sorprendernos de alguna manera. La Comisión de Debates, incapaz de garantizar el respeto del tiempo de palabra, ha decidido interrumpir el micro si algún candidato excede el tiempo impartido. Innecesario decir cuál de los dos respetó menos el tiempo del otro durante el primer debate.
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