Según el valle en el que se encuentren ubicadas, las manifestaciones de vivir velaciones a las personas que partieron de este mundo, son diferentes en Piura.
Falta poco para el Día de todos los Santos, y en el cementerio San José del distrito de Bernal, provincia piurana de Sechura, doña Estela Loro está preparándose para las velaciones.
Los nichos en que descansan los restos de sus padres Aurelia y José Mercedes tienen que ser limpiados y pintados. La frontera de los nichos son nivelados. No puede haber maleza, ni piedras que incomoden a quienes llegaran el 1 y 2 de noviembre para velar a los patriarcas de su familia.
Para el primer día de velaciones tiene que instalar un toldo grande que los proteja del frío, y además llevará petates y frazadas que servirán para que sus tres hijos, 9 nietos y decenas de sobrinos se acuesten y abriguen cuando lleguen a velarlos.
Ya en velaciones, el 1 de noviembre, todos llegarán a partir de las cinco de la tarde. Todo está preparado. Cada uno de los familiares lleva velas, flores y se prepara cafecito y sándwich para compartir, además de pequeños dulces conocidos como "angelitos". El cementerio se convierte en un albergue y recinto ferial de todo el pueblo.
Arraigo en el Bajo Piura
Los varones adultos recuerdan su juventud en largas y nutridas conversaciones. Las mujeres rezan, vigilan a los niños y preparan el café. Los menores están atentos para cambiar las velas que se van consumiendo. Por ratos tienen que turnarse para dejar las bóvedas e ir a visitar a otros familiares fallecidos y enterrados en otra zona del cementerio. Así ES toda la noche y la madrugada.
En cementerios como este, la tradición es velar tanto el 1 y el 2 de noviembre. Así como en Bernal, sucede también en la provincia de Sechura y en distritos con marcada fe y religiosidad como Cristo Nos Valga, La Unión, La Arena, Cura Mori, Catacaos y en poblados como San Clemente, Casagrande, entre otros. Todos en las zonas del valle Bajo Piura. Algunos, como el de Bernal y La Arena, necesitan ordenarse y esa petición recae en las autoridades.
En la urbanidad
En Piura ciudad, la tradición ha sido reemplazada. Ya no hay velas. Los focos y fluorescentes han reemplazado totalmente la tradición. Algunos familiares llegan a los cementerios por la tarde y velan ante el brillo del sol. Las flores continúan siendo expresión de cariño y buen recuerdo. Todos se esmeran de llevar un adorno floral grande y decoroso.
Así el San Teodoro, Metropolitano y el Celestial de Piura y Castilla reverdecen y ofrecen a la vista de sus visitantes una gama multicolor de flores y aromas.
En provincias como Sullana la preocupación no es solo de los vecinos, quienes preparan el homenaje a sus muertos, sino también de las autoridades, pues el cementerio público va quedando sin capacidad. Las autoridades sullanenses estiman que el cementerio San José, ubicado en el barrio norte, solo se bastecerá por año y medio más.
Trabajan en un nuevo proyecto de cementerio de 14 hectáreas, que se ubicaría en la carretera hacia Paita, con una inversión superior a los 4 millones de soles. El proyecto está a nivel de aprobación de perfil.
Fiesta en la serranía
Mientras tanto, la costumbre y tradición toma otro matiz en el Alto Piura, las zonas de sierra en esta región. En distritos como Ayabaca, Montero, San Juan de Bigote, Pacaipampa, Frías, Huarmaca y Huancabamba la peculiaridad de velaciones la convierte en toda una fiesta.
En los cementerios de anexos como Chacas, Chacato, Yanchalá, Jacapampa o El Chinche, el día 1 de noviembre no se vela. Está dedicado a los angelitos, es decir menores de edad fallecidos. Los niños llegan temprano a los cementerios y compiten en la tradicional "Carrera de Angelitos", los primeros en ganar reciben dulces y panes de pequeño tamaño. Los dulces se les da de comer en memoria del niño o niña fallecido. Ese día, solo se puede coronar.
El día 2 de noviembre ya es obligación velar, pero a los fallecidos en edad adulta. Se vela de día y hasta se rinden homenajes con bandas y grupos musicales. Al caer el sol se termina con una celebración en tragos y hasta bailes frente a la tumba del familiar. Todo se hace en respeto a la memoria del fallecido. Así vemos una tercera forma de celebrar las velaciones en la región Piura.
Cabe señalar que en toda la región Piura aún prevalece la tradición popular de que el muerto que tiene menos de un año de fallecido no se vela, sino hasta el año siguiente.
Por: Juan Nunura
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