El osezno fue captado por guardaparques en una de las laderas de la montaña donde está situada la ciudadela Inca. Es el primer avistamiento que se da en el Santuario Histórico, luego de que en setiembre de 2017, un grupo de turistas también avistara a uno de estos ejemplares en el área natural protegida.
Casi tres años después de su último avistamiento, un oso de anteojos fue captado en las inmediaciones del Santuario Histórico de Machu Picchu, en Cusco, por guardaparques de esta área protegida que permanece cerrada por la emergencia sanitaria que afronta el país por la COVID-19.
Se trata de un osezno que se desplazaba por una de las laderas de la montaña donde se sitúa la ciudadela Inca. La última vez que un oso fue captado en este complejo arqueológico se dio en setiembre de 2017, cuando un grupo de turistas también avistó a un cachorro.
El Santuario Histórico de Machu Picchu está actualmente cerrado como parte de la declaratoria de emergencia nacional decretada por el Gobierno y solo los guardaparques que custodian el área natural protegida permanecen allí.
Especie única en Sudamérica
A nivel nacional existen alrededor de 5,750 osos de anteojos, la mayor cantidad de ejemplares de esta especie, que es única de Sudamérica. En quechua se le conoce con los nombres de ‘Ukumari’, ‘Ukuko’, ‘Yurac mate’, y ‘Puca mate’. En tanto, en la lengua aimara se le llama ‘Ukucho’.
Las lenguas amazónicas también lo nombran de distinta forma. En asháninka es conocido como ‘Maini’; en amarakaeri como ‘Aja’; en aguaruna es designado como ‘Chañu’; en yanesha se le llama ‘Orran’; en matsiguenga es conocido como ‘Maeni potsitari’; mientras que en shipibo se le conoce como ‘Apasahua’.
Denominado oso andino, sus ejemplares también habitan en Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia y el Sur de Panamá y se le puede apreciar en distintas zonas, desde los 200 metros hasta los 4,750 metro de altitud en la Cordillera de los Andes e incluye los bosques secos de la costa norte.
Comportamiento
Estos osos son caminantes solitarios y se adaptan a las condiciones más adversas para sobrevivir, por lo que son considerados como “arquitectos de los bosques” y se le llama oso de anteojos por las manchas blanquecinas que poseen alrededor de los ojos, las cuales son únicas para cada individuo.
Puede pesar entre 35 y 170 kilos, dependiendo de su edad, y vivir en los bosques secos costeros, bosques húmedos y valles interandinos, hasta las altas montañas de los Andes. Es omnívoro, pero se alimenta mayormente de plantas.
Su presencia es clave en los ecosistemas que habita y se ha localizado en al menos 30 áreas naturales protegidas, como el Santuario Histórico de Machu Picchu (Cusco) y el Parque Nacional Río Abiseo (La Libertad y San Martín).
Amenazas y protección
Entre las mayores amenazas que enfrenta esta especie están la pérdida y fragmentación de su hábitat por la deforestación y la expansión de actividades económicas como la agricultura; así como por su captura ilegal y cacería furtiva para la comercialización de partes de su cuerpo.
Ante esta situación, y pese a que está incluido en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), del Ministerio de Agricultura y Riego, aprobó en agosto del 2016, el Plan Nacional para la Conservación del Oso Andino (Tremarctos ornatus) 2016-2026 que contiene medidas y acciones para garantizar la recuperación de las poblaciones de esta especie y sus hábitats.
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