Ever Morales es el encargado de la venta en el mercado Central, un negocio familiar en el que primero estuvo su padre por 63 años y antes su abuelo. En la actualidad es parte de la tradición viva de la 'Ciudad de la Amistad'.
Todos los días del año, de lunes a domingo. Un lugar que todos conocen y al cual todos llegan, sobre todo en esta época de verano.
Si el calor te embarga y la sed te mata, debes llegar hasta el puesto N° 62 del mercado Central de Chiclayo (región Lambayeque), aquí lo encontrarás como siempre. Su nombre Ever Morales Uchofe, más conocido como “Morales”, el hombre de la cebada.
Una tradición
Abundante hielo raspado, limón y mucha piña, son los complementos perfectos para hacer de estos vasos con cebada una bebida infaltable, irresistible y a decir de muchos “demasiado rica” para ser verdad.
“Es demasiado rica, yo vengo desde pequeño, siempre a la salida del colegio tenía que pasar por mi vaso de cebada. A Morales, lo conozco desde hace años, también conocí a su papá quien me atendía cuando yo era chibolo”, nos cuenta Alex Flores, un joven chiclayano.
Y al igual que él, todos los que llegan hasta este lugar coinciden en que “Morales” es parte de la tradición chiclayana, de la historia viva de la “Ciudad de la Amistad”.
“Cada vez que llega mi familia de Lima o de otras partes del Perú, es obligatorio venir a tomar la cebada de “Morales”. Para mí es una tradición familiar, mi papá me traía desde pequeño todos los domingos después de la misa”, recordó Fernándo Asalde mientras esperaba su vaso de cebada.
Negocio Familiar
Ever nos cuenta que ya lleva 12 años de forma ininterrumpida a cargo del negocio, antes estuvo su padre, Ernesto Morales Arrascue, quien vendió cebada por 63 años; y antes de él, su abuelo: “el negocio debe de llevar unos 80 años, ha sido y sigue siendo el sustento de mi familia”, señala mientras sigue raspando el enorme bloque de hielo.
Al preguntarle sobre el “secretito” que hace de esta la cebada más rica de Chiclayo, Morales, responde: “es el paladar de cada uno”. Tampoco nos detalla el número de vasos diarios que vende, pero sí nos indica que la mejor temporada es la de verano
“Los fines de semana y los días de fiesta son muy buenos para el negocio, incluso llegan a llevar la cebada en bolsa. Las personas que vienen al mercado a comer su cevichito, su tortita en otros puestos, siempre le dicen a quienes los atienden: me traes una cebada de Morales”, comenta entre risas.
Y allí lo dejamos, en su puesto de trabajo, entre sus vasos, su hielo, sus limones y sus piñas, siempre listo para ofrecer una rica cebada a tan solo un sol el vaso.
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