La empresa de energía intervino en cinco pueblos jóvenes y asentamientos humanos a fin de reducir las pérdidas de energía que se presenta en Chiclayo.
Unas 300 familias de diferentes sectores de Chiclayo se abastecían de energía eléctrica de forma clandestina, detectándose que se convertía en todo un negocio ilegal por parte de grupos de pobladores, quienes cobraban a los vecinos por el servicio.
Así lo comprobó el fiscal Provincial Erland Paúl Sánchez Díaz, quien verificó que de la manzana “Q” del asentamiento humano Fe y Esperanza, se distribuía energía mediante conexiones clandestinas a la gran mayoría de viviendas de dicho sector, generando un nivel elevado de riesgo eléctrico para toda la población.
Personal técnico de Ensa procedió a retirar el cable de las instalaciones eléctricas clandestinas, interviniendo el personal de la Policía Nacional del Perú a identificar e individualizar a los presuntos responsables de estos actos para las investigaciones respectivas y denunciarlos ante las instancias correspondientes.
Igualmente en los pueblos jóvenes Las Flores de la Pradera, Ángel Bartra Grosso, San Miguel y el asentamiento humano Humbert Lanssiers, se intervinieron un lavadero de carros, picanterías y un ex servicio colectivo con conexiones clandestinas que abastecían de energía a varias familias y un caso por vulneración del suministro.
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