El camposanto reabrió luego de siete meses. A las personas, en la puerta se les midió la temperatura, se les brindó alcohol en gel y desinfectó los zapatos; también se reactivó el comercio de flores
Decenas de personas llegaron al cementerio El Carmen de Chiclayo (región Lambayeque), el cual permaneció cerrado por siete meses debido a la pandemia por el nuevo coronavirus.
El camposanto reabrió sus puertas para recibir solo al 10 % de su aforo. Según informó la Beneficencia la Pública de Chiclayo, sólo se permitirá el ingreso de hasta 500 personas, pues el local tiene local tiene capacidad para 10 mil.
Antes del ingreso de las personas, se les midió la temperatura, se les brindó alcohol en gel y desinfectó los zapatos.
Familias enteras llegaron a visitar la tumba de parientes fallecidos, y en algunos casos, a conocer donde están enterrados sus seres queridos, pues fallecieron por la COVID-19 y no pudieron ingresar al cementerio. Este es el caso de la señora Rosa Millán.
“Recién voy a poder coronar y saber donde esta enterrada mi hermana y mi sobrino. Yo perdí a varios familiares a causa de la COVID-19”, detalló.
Así también se informó que los días 1 y 2 de noviembre que se celebran a los muertos y a todos los santos, el ingreso será restringido debido a la aglomeración que se genera en estas fechas.
“Antes de la pandemia se recibían de 4 a 5 mil personas en un día, pero en los feriados por Todos los Santos y el Día de los Muertos se llegó hasta los 10 mil visitantes. En la actualidad eso no puede ocurrir, por ello la decisión de no abrir esos días, a pesar de la tradición”, señaló Juan José Salazar García, presidente de la Beneficencia Pública de Chiclayo.
Comercio de flores
Pero no solo volvieron las visitas al camposanto, también la venta de flores en la puerta del establecimiento.
Las vendedoras poco a poco regresaron a sus lugares de venta y aunque con pocas flores, esperan recuperar el negocio.
“Estamos felices por regresar, ha sido duro estos meses tuvimos que cambiar de rubro. Yo vendía mascarillas para poder subsistir”, contó una de ellas.
Las mujeres que se dedican a esta venta señalaron que perdieron capital y producto, pues cuando empezó la cuarentena habían hecho pedido de flores y todas se perdieron.
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