Si algo debemos aprender de la grave crisis en curso en el Medio Oriente es que todos ganaríamos si los Estados se condujeran de acuerdo a la Ley internacional y en el marco de la comunidad internacional organizada.
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Si algo debemos aprender de la grave crisis en curso en el Medio Oriente es que todos ganaríamos si los Estados se condujeran de acuerdo a la Ley internacional y en el marco de la comunidad internacional organizada.
Mucho sufrimiento se hubiera ahorrado si los países árabes hubiesen aceptado la resolución de la ONU de 1947 y si Israel hubiera facilitado la constitución de un Estado Palestino con las fronteras definidas por la ONU. En nuestra región, la comunidad internacional es también la OEA, creada en 1948 para promover el diálogo y la integración de los países americanos.
Por cierto que en algunas oportunidades ha sido tan impotente, como lo viene siendo la ONU en las actuales circunstancias. Creer que podemos hallar una vía al desarrollo y la paz social prescindiendo de nuestros compromisos internacionales no solo es desconocer la dinámica de la globalización.
Es también tomar el camino oprobioso de países como Nicaragua y Venezuela. Por eso, aunque le pese a los nacionalistas recalcitrantes hay que tomar en serio los mensajes que nos llegan de la ONU y de la OEA, a través de sus diferentes instituciones. Hay temas que no son solo claves para nuestra vida en común, sino también para la imagen que proyectamos a los demás. Entre esos temas destacan sin duda la vigencia de los Derechos Humanos y la independencia de la Justicia, es decir la aceptación de la democracia como equilibrio de poderes.
Por eso resulta crucial el voto que deberá adoptar el Pleno del Congreso a partir del informe preparado por la Comisión de Justicia. Es fácil reconocer que no solo se trata de la edad de una miembro de la Junta Nacional de Justicia ni de la puntualidad de los informes presentados por la Junta ante el Congreso. Revocar a los funcionarios encargados de nombrar y sancionar jueces y fiscales, puede hacer que la mayoría parlamentaria tome un camino sin retorno. Sobre todo, cuando algunos de sus miembros más prominentes tienen cuentas pendientes con la Justicia.
Las cosas como son
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