La disposición a concertar será sin duda un criterio que los electores tomarán en cuenta cuando tengan que votar otra vez en abril del próximo año.
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Los partidos políticos no han esperado que la Autoridad electoral termine su lento proceso de verificación de las actas. Desde ya, Acción Popular, Alianza para el Progreso y Somos Perú han multiplicado los contactos y las declaraciones para ponerse de acuerdo sobre una agenda parlamentaria que sea ejecutada por una Junta Directiva que integre a miembros de esos partidos. Falta saber si el Partido Morado participará también en ese consenso, que podría durar los 16 meses que durará el próximo Congreso.
Las coincidencias parecen abundantes en materia de reforma política, reforma electoral, lucha contra la corrupción y dinamización de la economía. La disposición a concertar será sin duda un criterio que los electores tomarán en cuenta cuando tengan que votar otra vez en abril del próximo año. De los cuatro partidos centristas, dos tuvieron bancadas en el Congreso disuelto, pero los virtuales elegidos se han esforzado en tomar distancia de sus predecesores, por lo menos en materia de obstruccionismo y blindaje.
En las antípodas de esa actitud se halla la Unión por el Perú que boicoteó la invitación del presidente Vizcarra y que reitera un programa plagado de propuestas de inspiración antidemocrática, racista, xenófoba y populista. La propaganda hecha a la promesa de fusilamientos, expropiación de medios de prensa y aumentos inconsiderados del salario mínimo hacen temer que sus dirigentes, con Antauro Humala a la cabeza, no hayan sacado ninguna lección de los desastres que esas prácticas han causado a lo largo de nuestra historia.
El derecho a una muerte digna
Las sociedades evolucionan en relación a los debates en torno a la calidad de vida de los ciudadanos, pero a veces también a partir de experiencias individuales que cuestionan la relación entre las demandas personales, el peso de las costumbres y las leyes vigentes. Tal es el delicado caso de Ana Estrada, quien afectada por una enfermedad degenerativa, dolorosa e incurable ha solicitado a la Justicia que se le deje morir sin ser objeto de un “empecinamiento terapéutico” largo, caro e inútil.
El caso ha sido asumido por la Defensoría del Pueblo que ha presentado un recurso de Amparo ante la Corte Superior de Lima para que el Estado peruano “reconozca por primera vez el derecho a una muerte en condiciones dignas”. Ana Estrada, de 42 años, ha vivido afectada desde los 12 años por una enfermedad que ha limitado progresivamente su capacidad de desplazarse y expresarse. Sin embargo estudió psicología y se ha convertido en una activista de la muerte digna, a través de un blog, en el que ha escrito: “No hay mayor gesto de amor que el de ayudar y apoyar a un ser amado a hallar su muerte y ponerle fin al sufrimiento”.
Por cierto, que el tema es polémico y tiene que ser analizado en el marco de nuestra constitución. Pero como toda sociedad madura, tendremos que hacer frente en términos racionales a un desafío humano y jurídico que se presenta en todas las sociedades.
Parasite
La edición 92 de la ceremonia de los Oscar celebrada anoche en Los Angeles confirma que el cine es la más importante manifestación artística de nuestra época. No solo por su calidad específica, sino porque reúne a todas las otras artes: literatura y música, actuación, baile y puesta en escena, arquitectura, vestuario, fotografía y diseño. Para bien o para mal, Estados Unidos sigue siendo el país con la industria cinematográfica más potente.
Sería sin duda preferible que los cinéfilos tengan una oferta más diversificada y que no suceda como en el Perú, donde las películas norteamericanas acaparan un porcentaje excesivo de lo exhibido en salas. Pero es un hecho que hay una gran diversidad en la producción de Estados Unidos y a la vez una gran libertad, hasta el punto que Hollywood es y ha sido un vector de la crítica al poder político y los poderes fácticos, tal como se evidenció con el éxito excepcional de la película coreana “Parásito”.
Las cosas como son
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