Con mi intervención en el idioma Quechua durante el debate presidencial, ha quedado demostrado que en el territorio peruano existen dos repúblicas: una la del Perú oficial de los descendientes españoles y otra de los pueblos originarios, descendientes de los incas: quechuas, aymaras, Ashanikas y numerosas étnicas amazónicas; y quedó demostrado también que entre los descendientes españoles y los originarios no nos entendemos.
Esta falta de entendimiento entre peruanos trajo tantos problemas que actualmente es la causa de enfrentamientos entre las comunidades campesinas y nativas y el Estado. Ahí vemos el Estado contra Conga, contra los awajún, contra los comuneros de Las Bambas, Fuerabamba, etc. Se ve que las protestas indígenas de las comunidades campesinas y nativas son muy fuertes.
Entonces, el reto es consolidar esas dos repúblicas en un solo Estado. Para ello es necesario reconocer la cuota de representación que deben tener las comunidades campesinas y nativas en el Congreso de la República, para que los congresistas elegidos por ellos entre comuneros quechuas sean sus legítimos representantes y tengan el conocimiento suficiente de sus problemas y la empatía necesaria para lograr el entendimiento entre el Estado y los pueblos originarios.
Con esto, el Estado comenzará a enmendar el error cometido por los españoles americanos (mencionados por Juan Pablo Vizcardo y Guzmán) de haber fundado la actual república sin la participación de los peruanos originarios que en 1821 eran más del 95% de la población nacional y más bien manteniéndolos en la misma situación de exclusión a la que habían sido confinados por el coloniaje.
En este contexto, entendemos que es necesaria la inclusión política, económica, social y cultural en el Estado. Recién entonces, surgirá en los pueblos originarios el sentimiento de pertenencia que hoy no existe.
A partir de ello, los pueblos originarios y los descendientes españoles, como también tantos migrantes de todas las sangres, nos sentiremos parte de un Estado totalmente consolidado, fuerte, unido, en lugar del actual Perú fraccionado en mil pedazos.
Por eso, después de que yo sea Presidente del Perú, con el voto de los pueblos originarios y sus hijos que son los migrantes, los emergentes, emprendedores, pequeños y micro empresarios, ambulantes y mototaxistas de las ciudades, etc., quisiera que me recuerden por haber coadyuvado a que los peruanos originarios recuperen su identidad histórica, su soberanía y autoestima como representantes de la civilización más desarrollada de esta parte del mundo, que la hemos perdido a partir del coloniaje.
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