El anuncio de la renuncia del expresidente Álvaro Uribe al Senado de Colombia mientras es investigado contrasta con la actitud de los funcionarios peruanos afectados por la crisis en el sistema de justicia.
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"La Corte Suprema me llama a indagatoria, no me oyeron previamente, me siento moralmente impedido para ser senador, enviaré mi carta de renuncia para que mi defensa no interfiera con las tareas del Senado". ¿Quién es este funcionario que decidió este martes renunciar a su alta investidura por haberse convertido en objeto de investigación? ¿Quién ha considerado que la necesidad de defenderse en una indagación penal es excluyente con el ejercicio imparcial de su función en el Estado? ¿Es acaso algún congresista peruano, un alto magistrado, un ministro?
No.
Se trata del dos veces presidente colombiano, el onservador Alvaro Uribe, mentor del actual presidente Juan Manuel Santos y también del que lo sucederá en agosto, Iván Duque. Es también una de las personalidades políticas con más prestigio en América Latina, aunque, como es inevitable para un estadista que toma decisiones difíciles, tiene muchos detractores dentro y fuera de Colombia.
Destacar el gesto de Alvaro Uribe importa en nuestro país, donde el ministro de Justicia y el presidente del Poder Judicial renunciaron solo porque se vieron obligados a hacerlo al perder la confianza de sus respectivos soportes. Uribe no ha intentado usar sus influencias ni ha recurrido a la presunción de inocencia ni a la importancia de sus tareas para negarse a renunciar. Por eso es el líder que ha cambiado la historia reciente de Colombia.
Volver a confiar en las instituciones
Será también por esa razón que nuestro país se halla sumido en la “crisis de institucionalidad” que lamenta la presidenta de nuestra Comisión de Constitución. Se negaron a dar un paso al costado los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, el Jefe de la ONPE, y sobre todo, el Fiscal de la Nación Pedro Chávarry. Todos han minimizado sus relaciones con el juez César Hinostroza, atribuyendo sus declaraciones a la fanfarronería y negando la veracidad de lo captado en conversaciones interceptadas legalmente por la Fiscalía.
En estas condiciones llegamos a dos momentos claves de la renovación de nuestras instituciones: la elección de un nuevo presidente del Poder Judicial y la de una nueva Mesa Directiva del Congreso. Dos listas se enfrentarán en el Parlamento: una es presidida por Daniel Salaverry e incluye a la exfujimorista Yeni Vilcatoma, la otra representa al resto de las bancadas y es encabezada por Víctor Andrés García Belaunde.
Necesitamos instituciones creíbles y funcionarios transparentes que restablezcan la confianza de los ciudadanos, que garanticen la igualdad de derechos y que no traben la fuerza productiva de un país, que pese a todo, mantiene los mejores índices macroeconómicos de nuestra región. Ojalá que el ejemplo de Alvaro Uribe inspire a las autoridades que en tres días veremos conmemorando la fundación de nuestra República.
Las cosas como son
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