El Congreso de la República censuró a Carlos Gallardo y su sucesor será el ministro de Educación número 12 en los últimos 10 años. Además, se trata la segunda autoridad de esta cartera destituida por la representación nacional en 5 años, después de Jaime Saavedra en 2016.
Con la censura del ministro de Educación, Carlos Gallardo, se cumple un ciclo en el que hemos tenido dos líderes del Minedu en los primeros cinco meses de gobierno de Pedro Castillo. Esto, a pocas semanas del anunciado regreso a clases presenciales en colegios de todo el Perú, en marzo próximo.
Si tomamos como referencia la pandemia de la COVID-19, la crisis del sector educación se hace aún más evidente: en los últimos dos años, cinco ministros han intentado sacar adelante el necesario regreso a clases y mantener una reforma universitaria que cada año recibe más ataques. Además, Gallardo es el segundo ministro censurado en los últimos 5 años: Jaime Saavedra también fue retirado por el Congreso en 2016.
Censurar a un ministro es una medida extrema que genera inestabilidad política y retrasa políticas públicas, aseguran los especialistas. Pero en esta ocasión, para algunos políticos como la congresista y exministra de Educación, Flor Pablo, fue una acción necesaria debido a los temas se descuidaron desde ese sector.
"Su falta de liderazgo en el retorno seguro a clases [es una de las razones de la censura]. Luego vino el tema del nombramiento docente, que se suspendió una evaluación frente a presuntas filtraciones, la falta de decisión respecto a qué hacer con respecto a la evaluación... y un tercer tema tiene que ver con la defensa de la reforma universitaria. El ministro se ha puesto de espaldas a ella", dijo la extitular de Educación.
El balance del oficialismo
Desde la bancada oficialista destacaron la importancia de que sea un docente el que ocupe el cargo de ministro de Educación. El congresista de Perú Libre, Álex Paredes, manifestó que la razón principal es porque las autoridades de los últimos años "no estuvieron a la altura".
"El señor [Jaime] Saavedra no fue profesor; el señor [Ricardo] Cuenca no fue profesor; la señora [Marilú] Martens era bachiller. Si seguimos para atrás, encontramos personas que son responsables del desastre educativo. ¿En dos meses queremos evaluar una gestión? Vamos a esperar los resultados de la investigación del Ministerio Público", dijo el legislador, que forma parte de la parte magisterial del partido de gobierno.
Mientras las facciones políticas compiten por poner y quitar ministros de Educación, un reporte de Unicef ha revelado datos contundentes: en el Perú, hasta la fecha, solo poco más del 10 % de estudiantes han sido beneficiados con la educación presencial. En Latinoamérica, solo nos ubicamos por encima de Honduras y Jamaica.
Lo cierto es que el cambio permanente de ministros hace que políticas públicas importantes en educación básica regular y educación superior queden truncas, sobre todo en tiempos de pandemia. En muchos de los casos, proyectos importantes se retrasan ante la falta de liderazgo. "La rotación constante [en los ministerios] genera espacios para una suerte de 'parálisis' en las instituciones, encontrándose los servidores públicos a la espera de decisiones sobre si continúan o no con los procesos que venían trabajando. Esto también repercute en la continuidad de la gestión pública y los servicios que tienen que brindar las entidades a la población", sostiene Karla Gaviño, docente de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico.
Nuestro país se encuentra en la cola de la educación de la región, mientras los poderes políticos compiten por entrar y salir de uno de los ministerios más importantes para el futuro del país.
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