"Un presidente elegido con menos del 50% no tendría mucha legitimidad"

El experto en derecho electoral, José Tello Alfaro, explicó que reducir al 40% o 30% el porcentaje necesario para elegir a un presidente  resultaría en un mandatario con poca legitimidad. Ante la propuesta mencionada por Javier Velásquez Quesquén y apoyada por Patricia Donayre de Fuerza Popular, el abogado dijo que esta podría ser considerada una ley con nombre propio, específicamente el de Keiko Fujimori.

La importancia del 50%+1. “Hay que partir desde el nivel de legitimidad que se busca con la segunda vuelta. Lo que se busca con esta es mayor nivel de cohesión en el electorado en base a las dos candidaturas más votadas. El porcentaje del 50% + 1 se mantiene desde la Constitución del 79. Lo que se busca es una valla que permita que quien resulte electo como presidente sea una persona con un alto nivel de legitimidad. Se busca también que luego de la primera vuelta, las fuerzas políticas lleguen a un entendimiento y un nivel de apoyo”.

Obligar a los consensos.  “Sabemos perfectamente que en la segunda vuelta hubo un antivoto muy fuerte contra Keiko Fujimori. Eso es lo que determinó el resultado final de la elección. Hay viene un detalle importante: se tiene siempre que legislar en base a lo que uno quiere y si uno lo que quiere es un nivel de legitimidad alto de quien resulte electo, este tiene que llegar a consensos políticos que tienen que trascender un anti o un pro. El sistema actual te da mayor legitimidad. La tendencia ha sido fortalecer la segunda vuelta, se instaló a nivel de presidentes regionales”.

Ley con nombre propio. “Lo que se ha tratado de hacer es imitar el modelo argentino, con un 40% de votación positiva, 45%, 10% de ventaja. Tenemos una democracia que se está consolidando desde 1979. Hemos configurado un sistema, en Argentina hay otro y en Francia hay otro. Si tuviésemos ahora un criterio técnico, algo consistente, bien analizado, que dice que el 40% podría resultar como el 50% que exige la Constitución y la ley, se haría el cambio.  No se puede hacer porque hay una visión o una idea. Además, me queda claro, no le hace bien a un Congreso con mayoría fujimorista. Estarían ‘midiendo la temperatura’ en base a las últimas elecciones. La gente lo vería como una ley para favorecer a un nombre propio, el de Keiko Fujimori”