El hallazgo fue gracias al telescopio infrarrojo del satélite WISE de la Nasa. Ha sido bautizado con el nombre de 2010 TK7. Conozca más y obsérvelo aquí.
Se conocen como asteroides "troyanos" y comparten órbita con algunos planetas. Hasta ahora los astrónomos solo los habían detectado en Júpiter, Marte y Neptuno. Pero, la Tierra también cuenta con un pequeño asteroide que la acompaña en su viaje alrededor del Sol. Mide 300 metros de diámetro y ha sido bautizado como "2010 TK7".
El hallazgo, publicado esta semana en la revista "Nature", fue posible gracias al telescopio infrarrojo del satélite WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer), que desde que fue lanzado por la NASA, en 2009, ha permitido detectar más de 500 objetos celestes cercanos a la Tierra. Además de asteroides, el mapa del cielo en infrarrojo elaborado por WISE ha permitido a los astrónomos localizar cometas, encontrar las estrellas más cercanas y las galaxias más luminosas.
Al analizar las órbitas de los cientos de objetos cercanos a nuestro planeta, los autores de este estudio, liderados por el investigador Martin Connors, de la Universidad de Athabasca (Canadá), identificaron el año pasado un candidato a asteroide "troyano" (se denominan así porque eran bautizados con nombres relacionados con la Guerra de Troya), según publicó El Mundo.
Tras realizar nuevas observaciones mediante telescopios terrestres, los astrónomos confirmaron el pasado mes de abril que, en efecto, se trataba de un "troyano". Está situado por delante de la Tierra, en su misma trayectoria alrededor del Sol. Según calculan, su órbita ha sido estable durante, al menos, 10.000 años.
El comportamiento futuro de estos objetos celestes es impredecible. Un estudio publicado en 1997, también en la revista "Nature", sugería que algunos grandes asteroides que comparten trayectoria con Júpiter pueden ser expulsados de la órbita y llegar a colisionar con la Tierra.
Según calcularon los investigadores de este estudio, alrededor de 200 asteroides "troyanos" de más de un kilómetro de diámetro ya habían salido de la trayectoria de Júpiter. El choque con nuestro planeta, si llegara a ocurrir, podría tardar millones de años en producirse.
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