De encontrar razones anticompetitivas, el gobierno podría evitar la fusión de estas importantes empresas por su posible consecuencia negativa en el mercado de procesadores y chips.
El pasado septiembre, NVIDIA anunció la compra de la empresa ARM por 40 mil millones de dólares a Softbank, en una de las transacciones más grandes del mercado. Sin embargo, aún hay algunas trabas más allá del dinero acordado.
La Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido (CMA) ha empezado un recuento de opiniones sobre cómo el acuerdo podría afectar a la competencia previo a una investigación mayor sobre dicha fusión.
Específicamente, la CMA está interesada en si después de la adquisición, Arm tendría "un incentivo para retirarse, aumentar los precios o reducir la calidad de sus servicios de licencias de propiedad intelectual para los rivales de Nvidia".
En septiembre, Nvidia había intentado de manera preventiva apaciguar a los organismos reguladores prometiendo que mantendría a ARM con sede en el Reino Unido, además de comprometerse con su "modelo de licencia abierta" y la "neutralidad global del cliente". Pero no parece que la CMA no confía de ello y está buscando asesoría en el campo.
“La industria de chips vale miles de millones y es fundamental para muchos de los productos que más utilizamos en nuestra vida diaria”, dijo Andrea Coselli, director ejecutivo de CMA, en un comunicado. "Trabajaremos en estrecha colaboración con las demás autoridades de competencia de todo el mundo para considerar cuidadosamente el impacto del acuerdo y asegurarnos de que, en última instancia, no resulte en que los consumidores se enfrenten a productos más caros o de menor calidad".
Softbank, que compró Arm por 31 mil millones de dólares en 2016, no se sometió a tanto escrutinio regulatorio porque, como empresa de telecomunicaciones, en realidad no fabrica sus propios dispositivos o conjuntos de chips. Según los informes, Softbank se acercó a Apple como posible comprador, pero dado que muchos de los licenciatarios de Arm son rivales de Apple, esto no procedió.
En octubre, el cofundador de Arm, Hermann Hauser, tuvo palabras contra el acuerdo, diciendo que el gobierno debería bloquear la fusión, ya que la compra de la compañía por parte de Nvidia terminaría con la neutralidad de ARM y daría lugar a otro monopolio tecnológico estadounidense. "Nvidia tiene la oportunidad de convertirse en el proveedor cuasi monopolista de microprocesadores del mundo", dijo Hauser a The Guardian. “Este [acuerdo] le dará a Nvidia una posición dominante en todos los segmentos de procesadores y creará otro monopolio tecnológico estadounidense que ha creado tanta angustia en Gran Bretaña cuando el país se preocupa por la influencia controladora subrepticia que Google, Facebook, Netflix y Amazon tienen en el Reino Unido".
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