Entre las funciones que rápidamente tomaron las redes sociales fue la de catalizadoras de los movimientos solidarios, tanto a través de Twitter como de Facebook.
El caos originado tras el fuerte terremoto que sufrió Haití convirtió a las redes sociales de internet en fuentes de información de primera mano para seguir la última hora del desastre, así como para realizar peticiones de ayuda y sobre todo, para mostrar el pesar por lo ocurrido.
Los medios de comunicación internacionales fueron los primeros en volcarse sobre la web para buscar testimonios sobre el terreno que pudieran arrojar luz sobre la situación de la zona afectada, donde se sitúa la capital del estado, Puerto Príncipe, después de que el seísmo dejara inoperantes las redes de telefonía fija y escaso acceso a conexiones móviles.
Nuevamente Twitter -herramienta de mensajes cortos que ya fue protagonista en las revueltas de Irán en 2009- canalizó los comentarios de solidaridad y las experiencias a pie de calle de unos improvisados corresponsales ciudadanos que intentaban hacer llegar al mundo las novedades desde la zona catastrófica o sus instantáneas sobre la devastación.
La demanda por parte de los principales medios mundiales llevó a web gráficas como Twitpick, en la que el usuario puede cargar sus fotografías nada más ser tomadas con el teléfono móvil, a transformarse en mercados donde buscar las últimas imágenes para ilustrar el suceso.
Edificios derruidos, gente asustada y otros momentos de la catástrofe recogidos por particulares no tardaron en formar parte del archivo de diarios estadounidenses o televisiones de diferentes partes del planeta.
Una de las páginas que destacó por su oferta gráfica fue Radioteleginen.ning.com, cadena que pese a no emitir sí mostraba en su portal algunas de las consecuencias del movimiento telúrico.
Más escasos fueron los vídeos grabados por residentes que trascendieron en la red, algunos de los cuales podían verse pocas horas después del gran temblor en el portal YouTube, como uno que parecería mostrar la nube de polvo generada por los desplomes de diversos edificios y en el que se escucha en inglés la voz nerviosa de una mujer diciendo que "el mundo se va a acabar".
Otra de las funciones que rápidamente tomaron las redes sociales fue la de catalizadoras de los movimientos solidarios, tanto a través de Twitter como de Facebook.
En esta red social, páginas recientemente creadas como "Help Haiti Donate Now! Earthquake Disaster Relief" sirvieron de puerta de enlace para dirigir las donaciones de los internautas hacia organizaciones humanitarias del país latinoamericano como Yéle Haiti fundada en 2005 por el músico local Wyclef Jean o a los portales de Cruz Roja y Unicef en EEUU.
Facebook también fue el foro elegido por algunos usuarios de la vecina República Dominicana para pedir ayuda para los afectados a través de espacios como "Ayuda Haiti: Terremoto 12 de enero 2010" o "Oremos por Haiti", que en pocas horas superaron los miles de seguidores.
No faltaron quienes ajenos a la tragedia y demostrando nula sensibilidad por lo ocurrido trataron de sacar provecho de la elevada demanda de información sobre Haití generada en la red y elaboraron falsos contenidos asociados al terremoto para aumentar el número de visitas que reciben en YouTube o en sus respectivos blogs. EFE
Los medios de comunicación internacionales fueron los primeros en volcarse sobre la web para buscar testimonios sobre el terreno que pudieran arrojar luz sobre la situación de la zona afectada, donde se sitúa la capital del estado, Puerto Príncipe, después de que el seísmo dejara inoperantes las redes de telefonía fija y escaso acceso a conexiones móviles.
Nuevamente Twitter -herramienta de mensajes cortos que ya fue protagonista en las revueltas de Irán en 2009- canalizó los comentarios de solidaridad y las experiencias a pie de calle de unos improvisados corresponsales ciudadanos que intentaban hacer llegar al mundo las novedades desde la zona catastrófica o sus instantáneas sobre la devastación.
La demanda por parte de los principales medios mundiales llevó a web gráficas como Twitpick, en la que el usuario puede cargar sus fotografías nada más ser tomadas con el teléfono móvil, a transformarse en mercados donde buscar las últimas imágenes para ilustrar el suceso.
Edificios derruidos, gente asustada y otros momentos de la catástrofe recogidos por particulares no tardaron en formar parte del archivo de diarios estadounidenses o televisiones de diferentes partes del planeta.
Una de las páginas que destacó por su oferta gráfica fue Radioteleginen.ning.com, cadena que pese a no emitir sí mostraba en su portal algunas de las consecuencias del movimiento telúrico.
Más escasos fueron los vídeos grabados por residentes que trascendieron en la red, algunos de los cuales podían verse pocas horas después del gran temblor en el portal YouTube, como uno que parecería mostrar la nube de polvo generada por los desplomes de diversos edificios y en el que se escucha en inglés la voz nerviosa de una mujer diciendo que "el mundo se va a acabar".
Otra de las funciones que rápidamente tomaron las redes sociales fue la de catalizadoras de los movimientos solidarios, tanto a través de Twitter como de Facebook.
En esta red social, páginas recientemente creadas como "Help Haiti Donate Now! Earthquake Disaster Relief" sirvieron de puerta de enlace para dirigir las donaciones de los internautas hacia organizaciones humanitarias del país latinoamericano como Yéle Haiti fundada en 2005 por el músico local Wyclef Jean o a los portales de Cruz Roja y Unicef en EEUU.
Facebook también fue el foro elegido por algunos usuarios de la vecina República Dominicana para pedir ayuda para los afectados a través de espacios como "Ayuda Haiti: Terremoto 12 de enero 2010" o "Oremos por Haiti", que en pocas horas superaron los miles de seguidores.
No faltaron quienes ajenos a la tragedia y demostrando nula sensibilidad por lo ocurrido trataron de sacar provecho de la elevada demanda de información sobre Haití generada en la red y elaboraron falsos contenidos asociados al terremoto para aumentar el número de visitas que reciben en YouTube o en sus respectivos blogs. EFE
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