Recordar nuestros fracasos reduce la capacidad de autocontrol y nos lleva a repetirlos, según investigación que trata el efecto de los recuerdos en el autocontrol de cara a situaciones cotidianas, como en la dieta o el dinero.
Según una investigación llevada a cabo por el Boston College (Reino Unido), la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Vanderbilt (ambas en Estados Unidos), lo que no recordamos mejora nuestra capacidad de autocontrol de cara a situaciones diarias en las que anteriormente hemos fracasado o hemos cometido errores.
“A pesar de la creencia que dice que recordar nuestros errores nos ayudará a tomar mejores decisiones en el presente, en realidad encontramos que pensar en nuestros fracasos nos lleva a repetirlos en el presente”, explica Hristina Nikolova, líder del estudio.
Por ejemplo, pensar que acordarnos de la última vez que dijimos “no” a comernos un trozo de torta de chocolate nos ayudará a controlar nuestras ganas de volver a comer ese postre y elegir una fruta en su lugar, no hace más que impulsar el deseo del placer que obtendríamos al comer esa torta.
Para llegar a esta conclusión se hicieron diversos experimentos durante un periodo de cuatro años para examinar cómo los recuerdos de los participantes y su capacidad para recuperar esos recuerdos afectaban a sus decisiones respecto a dilemas de autocontrol tan básicos como el dinero (comprar algo caro e innecesario, un capricho), el tiempo o la realización de tareas.
Los resultados, publicadados en 'Journal of Consumer Psychology', revelaron que los participantes que recordaban con más claridad sus éxitos de autocontrol tenían riesgo de acumular un 21% más de deuda de tarjeta de crédito que quienes recordaron muchas menos situaciones de autocontrol exitoso. Además, quienes recordaban entre 2 y 10 situaciones de fracaso de autocontrol eran tan propensas a incurrir en deudas de tarjetas de crédito como los que recordaron sus momentos de autocontrol exitoso.
El estudio demuestra que las personas solo muestran un mejor autocontrol tras una reflexión sobre su pasado bajo condiciones muy específicas, pero cuando tienen dificultades para recordar varias ocasiones en las que han sido ejemplo de autocontrol, piensan que quizá no sean tan buenos en ello y se dejan llevar por el “deseo”. De ahí que recordar menos sea igual más. De cualquier forma, recordar cuántas veces o cuándo hemos fracasado en el autocontrol llevaba a los participantes a ser más indulgentes con su capacidad de contención, independientemente de la cantidad de recuerdos que habían conseguido traer al presente.
“Cuando tenemos que pensar en nuestros fracasos nos ponemos en un estado de ánimo negativo y la investigación ha demostrado que cuando las personas están en un estado de ánimo negativo, tienden a caer en la tentación para sentirse mejor”, aclara Nikolova.
“En definitiva recordar los fracasos ayuda poco a mejorar el autocontrol, a pesar del concepto de que uno aprende de sus errores. De hecho, esta investigación sostiene que pensar en los errores del pasado nos puede condenar a repetirlos”, finaliza la autora.
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