La pandemia favoreció el uso de la tecnología en la atención sanitaria. Sin embargo, según especialistas, aún hay un largo trayecto por recorrer para hablar de salud digital en nuestro país.
La pandemia por la COVID-19 trajo cambios revolucionarios para la atención en salud. Debido al distanciamiento social, los sistemas sanitarios alrededor del mundo –entre ellos, el peruano-, se vieron en la necesidad de buscar nuevas maneras de atender a sus poblaciones.
Para lograrlo, acelerar el proceso de digitalización de la salud ha sido clave. En nuestro país, por ejemplo, se potenció la telesalud, es decir, el servicio sanitario a distancia a través de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC).
Muestra de ello es que, desde inicios del 2020 hasta mitad del 2021, el Ministerio de Salud realizó cerca de 25 millones de atenciones en las que el médico y el paciente se encontraban en lugares distintos.
De la misma manera, otras medidas como pasar de historias clínicas físicas a electrónicas o instaurar sistemas que permitan sacar citas médicas a través de apps o páginas web son también parte de este proceso de digitalización.
Sin embargo, si bien estas iniciativas son positivas, se tratan de esfuerzos aislados que no contribuyen a formar un sistema de salud completamente digitalizado y articulado, de acuerdo con Paula Ponce de León, médico experta en Sistemas de Calidad y Gestión de Riesgos en Salud de la Pacífico Business School.
Ventajas de una atención en salud 100% digital
Según la especialista, una atención en salud completamente digital traería una serie de beneficios no solo en la prestación del servicio, sino que también permitiría diseñar medidas de salud pública basada en evidencia y que tengan un mayor alcance con un mejor uso de recursos.
Así, comenta Ponce de León, sería posible explotar realmente todo lo que la telesalud engloba, incluyendo el seguimiento de pacientes crónicos y la detección de enfermedades agudas a distancia.
De la misma manera, la digitalización de la salud traería consigo una mejor gestión de la información, lo que puede mejorar la gestión de los recursos. “Tener grandes bases sobre las poblaciones y los pacientes nos permitiría generar intervenciones predictivas o desarrollar programas de salud, flujos de direccionamiento de pacientes o focalización de especialistas en zonas que realmente respondan a la necesidad real”, asegura.
¿Qué le hace falta al país para digitalizar la salud?
Para la especialista, en principio, la digitalización del sistema de salud parte de generar un ecosistema digital. Si bien estamos dando los primeros pasos, aún hace falta un pensamiento y liderazgo sistémicos en el tema de transformación digital en salud que permita articular esfuerzos de manera mucho más eficiente, segura y de calidad, señala Ponce de León.
Asimismo, aclara que, en un sistema sanitario como el peruano, en el que entre el 60 y el 80% de la gestión se lleva a cabo en documentos físicos y papeles, se requiere también una capacitación constante del personal médico administrativo y asistencial.
"Esto implica [desarrollar] competencias mucho más afines al manejo tecnológico, a la capacidad de estructurar y diseñar proyectos ágiles, a una visión de procesos en la que busquemos eliminar los desechos o desperdicios tanto a nivel de sistemas como a nivel operativo. Es necesario que se vaya formando esta visión distinta a la que actualmente tenemos”, recalca.
No solo basta con tener un registro correcto para las atenciones, sino que también es necesario saber dónde armar estrategias específicas y con qué recursos correctos serán atendidos oportunamente, apunta la especialista. Solo de esa forma, podremos hablar de un sistema sanitario totalmente digitalizado en el Perú.
El País Que Queremos es una campaña organizada por RPP, con el compromiso de Enel, que busca poner en agenda aspectos fundamentales para el desarrollo de nuestro país. En esta etapa, abordamos las oportunidades económicas, educativas y culturales que nos brinda la digitalización, así como los desafíos que enfrenta el Perú en torno a la reducción de la brecha de acceso a internet.
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