La iniciativa Recidar recoge y da mantenimiento a objetos usados para finalmente venderlos a bajo costo. De esta manera, más personas en situación de vulnerabilidad pueden acceder a bienes necesarios como muebles o electrodomésticos de manera digna.
Según el Ministerio del Ambiente, en el Perú, solo reciclamos el 1.9% de las 20 000 toneladas que generamos al día pese a que podríamos reciclar el 73%. Pensando en esta situación, hace más de cinco años, los esposos Boris Gamarra y Lizet Moya crearon Recidar, un emprendimiento que nos incentiva a pasar de ser solo consumidores a ser ciudadanos que se hacen responsables de sus residuos.
Recidar lleva a cabo un sistema de triple impacto, es decir, no solo busca conseguir un negocio rentable a través del recojo, mantenimiento y venta de objetos usados; sino que también integra el desarrollo social y económico al comprometerse a resguardar el bienestar y los intereses del medioambiente, la comunidad, sus colaboradores y clientes. Además, es una fuente importante de empleo formal en zonas urbanas con alta precariedad laboral.
Actualmente, Recidar ha sido reconocida como una de las 21 Empresas que Transforman el Perú, en la sección “Creciendo para transformar”, debido a su constante esfuerzo por mejorar las condiciones económicas y sociales en las comunidades donde operan. “Cuando soñé con Recidar, nunca pensé que recuperar lo que otros consideran basura podría generar prosperidad y trabajo para las más de 30 personas que hoy laboran con nosotros y menos recibir un reconocimiento por ello”, señala Boris Gamarra.
Empresas que Transforman es una iniciativa impulsada por IPAE y la Asociación Frieda y Manuel Delgado Parker, con el apoyo de USAID, FSG y RPP. Su objetivo es reconocer a las organizaciones peruanas que incluyan estrategias o iniciativas de Valor Compartido en sus líneas de negocio y que estén impactando de forma positiva en el país.
Convertir los residuos en oportunidades para más peruanos
La motivación de Boris para crear Recidar nació a partir de su propia experiencia, pues durante su infancia vivió en un asentamiento humano en Chorrillos y se veía obligado a comprar productos de primera necesidad en las “cachinas”, lugares que concentran la mayoría del tráfico de objetos robados. Más tarde, ya en la universidad, se dio cuenta de que la situación de pobreza urbana afectaba a más de 11 millones de personas en todo el país y decidió hacer algo para cambiarla.
Es así como creó un sistema de economía circular que recibe donaciones de objetos usados, emplea a personas para reparar, alargar su ciclo de vida y ofrecerlo en sus bazares sociales a precios simbólicos. Esto, además de promover el uso sostenible de los objetos, permite que las personas en situación de vulnerabilidad económica puedan acceder a bienes necesarios de manera legal y digna.
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