RPP Noticias conversó con los críticos de cine Raúl Ortiz y Alejandra Bernedo para hablar del impacto que tuvo una personalidad como la de Marilyn Monroe en el Hollywood de los años 50.
Coqueta. Sensual. Desenfadada. Esas son las cualidades que más se recuerdan de la personalidad de Marilyn Monroe, quien hoy cumpliría 95 años. Una actriz, modelo y cantante que a partir de los años cincuenta sería recordada por millones por el rubio platinado de su cabello, por la famosa escena del vestido blanco al aire y por la cantidad de affaires que se le atribuyeron, entre ellos, el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.
Norma Jeane Mortenson, nació el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles California (Estados Unidos) y desde muy joven tuvo una vida marcada por el infortunio que la obligó, incluso, a casarse a los 16 años para escapar de las casas de acogida y el orfanato. Años después, a finales de los años 40, tendría la oportunidad de dejar su trabajo en una fábrica de municiones y presentarse a audiciones como actriz, donde aprovechó cada instante para explotar su lado más sensual e ingenuo que la llevó a convertirse en la leyenda que conocemos.
Pero, qué tan justo es recordarla por la etiqueta y no por sus dotes histriónicos, por aquella naturalidad que impregnó en el cine de la época, un cine posguerra caracterizado por el contenido bélico y social. RPP Noticias conversó con los críticos de cine Raúl Ortiz y Alejandra Bernedo para hablar del impacto que tuvo una personalidad como la de Marilyn Monroe en el Hollywood de los años 50.
“Creo que Marilyn Monroe tiene algo que muchas actrices no tenían que era una naturalidad innata. No forzaba ningún papel”, cuenta Raúl Ortiz. “Es una actriz que aportó mucha frescura a Hollywood”, agrega.
El aporte
La historiadora de arte especializada en cine, Alejandra Bernedo, cuenta que Marilyn Monroe poseía una habilidad innata de gesticulación en el rostro que la hacía memorable en la comedia, género que la llevó al estrellato, y que la hacía ver “natural, llena de frescura y coquetería”. Fue es naturalidad que la hizo brillar en los años cincuenta cuando se convirtió en aquella figura “escapista” que muchos buscaban en la época de posguerra.
El ascenso de Marilyn Monroe fue rápido y de pronto llegaron las películas “Cómo casarse con un millonario” (1953), “La tentación vive arriba” (1955), “Bus Stop” (1956) y “Con faldas y a lo loco” (1959) que inmortalizaron su paso por el cine.
“Basta ver películas como “Con faldas y a lo loco” y ver la interacción que tiene con Tony Curtis. Uno se da cuenta que hay una complicidad muy natural. En el reparto también está Jack Lemon y te das cuenta que es un trío increíble, hilarante por momentos, llenos de naturalidad, sin poses y eso creo que es un gran aporte de Marilyn Monroe, que fue una actriz muy natural”, asegura Raúl Ortiz.
En tiempos donde las ‘Femme Fatale’ abundaban en el cine estadounidense por influencia del cine negro de los años 40 y 50, caracterizado por las historias de criminales y antihéroes, Marilyn Monroe supo cómo hacerse su propio espacio. “Ella no era una mujer fatal en sí. Era una mujer muy sensual, caracterizada por una falsa candidez porque no era ninguna tonta sino que jugaba a este rol entre seductora e inocente y creo que parte del éxito y del gancho que podía tener con el público masculino era eso”, cuenta el crítico.
Estigma y sexualización
Uno de los retos que tuvo que enfrentar Marilyn Monroe a lo largo de su carrera fue el machismo de la época, expresada tanto en Hollywood como en la sociedad, que la encasilló en cierta medida en el papel de “rubia tonta”. Sin embargo, Otriz asegura que de alguna forma Marilyn Monroe entendió que ese podría ser el camino para demostrar todo su potencial.
“A ella se la ha estigmatizado, sobre todo a inicios de su carrera, como una mujer tonta pero no tenía nada de tonta. Era una mujer muy inteligente y sabía que podía alcanzar a través de su belleza papeles más importantes”, cuenta el crítico de cine asegurando que la actriz era consciente de su talento histriónico.
Cabe señalar que Marilyn Monroe hasta 1955, aproximadamente, no había recibido educación actoral y todo lo demostrado hasta el momento fue talento innato. Incluso se dice que al terminar el film “La tentación vive arriba”, en un gesto desafiante contra la compañía Fox y los papeles que le adjudicaban, voló a Nueva York para asistir a la “Actor’s Studio”.
“Decir que Marilyn no fue una buena actriz y solo era una mujer bella es completamente tonto. Fue una buena actriz, quizá el trágico final que tuvo impidió que podamos ver una evolución mayor”, agrega Ortiz.
Cargaba un gran peso
Para Alejandra Bernedo, toda la popularidad alcanzada por Marilyn Monroe, construida de la mano de Hollywood que se encargó de darle al público lo que quería ver en ella. Es decir, a aquella mujer sensual y segura de sí misma, significó un alto precio que la actriz tuvo que pagar.
“Fue muy sexualizada. En una industria tan demandante como la del cine de Hollywood había que cumplir con lo que el público quería y la querían ver así, siempre presta a mostrar el cuerpo”, cuenta Bernedo.
“Tendemos a creer que a nuestra estrella (de cine) la conocemos perfectamente pero en realidad nadie comprende lo que significa estar sometida a la mente de cada una de las personas. Que en base a qué color del labial o a qué prenda usa se la crea un ícono y no (se le entienda como) algo distinto”, comenta la crítica enfocándose en el lado más vulnerable de la actriz que con los años se evidenció, o no ser quiso ver, que “era una persona que tenía muchas emociones con las que lidiar y que no podía ser reducida a un ícono que siempre era sensual, coqueto, juguetón y risueño”.
En palabras de Ortíz, Marilyn Monroe tuvo que vivir con la presión de demostrar constantemente que era buena en lo que hacía lo que contribuyó a sumergirla en la profunda melancolía de sus últimos años. “(Marilyn) tenía que seguir demostrando a mucha gente que no solo era una mujer bella sino que también podía repetir sus actuaciones memorables y no era un golpe de suerte. Ella cargaba con todo eso (más) la carencia de afecto en su niñez, es un cúmulo de características que la hicieron una mujer casi atribulada”
La actriz que pudo ser
A pesar de haber sido reconocida con un Bafta por su papel en “Con faldas y a lo loco” en la categoría Mejor actriz de comedia o musical en 1960, Raúl Ortiz lo dice claro. Marilyn Monroe no entraría en la lista de las mejores actrices estadounidenses, porque por delante tiene referentes de gran peso como Lauren Bacall, Audrey Hepburn y Katharine Hepburn. Sin embargo, la historia le ha reservado un lugar especial”
“No creo que Marilyn Monroe vaya a estar en el top 5 pero sí creo que tiene un lugar especial (porque) no sabemos hasta dónde hubiera podido llegar. Ella se fue en una edad en la que tenía mucho para dar a nivel interpretativo, 36 años”, comenta el crítico tildando a la actriz como “un gran prodigio”.
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