De acuerdo con diferentes medios occidentales, las fuerzas armadas y milicias ucranianas están plantando una inesperada y feroz resistencia al ejército ruso. Ante esta situación, diversos expertos militares han deslizado la posibilidad que Vladimir Putin utilice la misma estrategia que esgrimieron para tomar por asalto Grozni, capital de Chechenia, durante la guerra del 2000.
Richard Weitz, director del Centro de Análisis Político-Militar del Instituto Hudson, explicó a la BBC que la doctrina Grozni implica “fuertes bombardeos que buscan destruir cuanto sea posible, causar el mayor daño al alcance de las bombas, para aterrorizar a la población civil, obligar a todos a huir, y, luego, atacar por tierra a las fuerzas enemigas que queden en el terreno”.
Weitz indica que la guerra de Chechenia fue la primera vez en que un ejército moderno y bien equipado se enfrentaba a insurgentes milicianos en una gran urbe. Bajo esta lógica, la ciudad brindaba cobijo a los chechenos, además de recursos, vías de escape clandestinas y facilidad para ejecutar movimientos encubiertos.
Ante este contexto, el alto mando militar ruso desempolvó algunas estrategias que ya habían sido utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial, vale decir bombardear una ciudad hasta arrasarla, para así dar paso a la entrada de artillería pesada y de tropas terrestres.
El bombardeo de saturación en la capital chechena obligó a miles de personas a huir y provocó un número todavía no contabilizado de personas fallecidas bajo los escombros. En su momento Grozni fue calificada por Naciones Unidas como "la mayor ciudad en ruinas del planeta".
Frente a esta situación, varios expertos en derechos humanos y derecho internacional humanitario han calificado la doctrina Grozni como “crimen de guerra”, dado que genera una altísima cifra de civiles muertos, no hay blanco militar específico e implica la destrucción total de la ciudad.
El Instituto Hudson señala que la doctrina Grozni también se puso en práctica en la guerra de Siria. Durante el asedio a la ciudad de Alepo del 2016, la fuerza aérea de Bashar al Asad con el apoyo y asesoría militar rusa, arrasó la ciudad más grande del país, obligando a los civiles a abandonar la metrópoli, para luego invadir vía terrestre.
A manera de conclusión, hace pocas horas el presidente Emmanuel Macron sostuvo una tensa conversación telefónica con su homólogo ruso Vladimir Putin. Posteriormente el palacio del Eliseo, sede la Presidencia de Francia, emitió un comunicado donde señala que Macron intuye que “lo peor está por venir”. Se teme que Putin y su alto mando militar, ante la feroz resistencia ucraniana, esté sopesando utilizar la doctrina Grozni para Kiev u otras ciudades relevantes del sur y el este de Ucrania, con devastadoras consecuencias para la población civil.
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