Anthonella Contreras Delgado nació el día 25 de diciembre de 2018 a las 12:02 horas en Arequipa de padres venezolanos que viven en el Perú desde hace tres meses. Si bien Anthonella no emprendió el viaje desde el principio, se convierte en una testigo del fenómeno de migración que vive el país en el cual también se ven inmersos niños y niñas.
La infancia migrante suele ser una población olvidada y desconocida dentro de los flujos migratorios. Ello se explica en parte porque solemos conocer muy poco sobre este rostro de la migración. La Organización Internacional para las Migraciones-OIM y UNICEF, a fin del año pasado, publicaron un reporte sobre migración venezolana en el cual se incluyen, por primera vez, algunos datos sobre niñez migrante venezolana. Este fenómeno, lejos de ser marginal, debe ser mirado con lupa para comprender y responder a sus particularidades.
La encuesta incluyó a 584 niños y niñas de nacionalidad venezolana. Son tres los elementos más llamativos que permiten delinear algunas tendencias en la migración de niños y niñas al Perú. Primero, estamos ya viviendo un proceso de reagrupación familiar en el cual vemos niños y niñas viajando con familiares, pero sin sus padres para rencontrarse con estos últimos en el país. Segundo, la mitad de la población adulta migrante ha dejado atrás-en Venezuela- a un niño o una niña. Probablemente, en algún tiempo serán sus hijos que emprenderán el camino con otros adultos para reencontrarse con sus padres. Tercero, la mayoría de la niñez venezolana ingresa con partida de nacimiento y una cantidad, sin duda más reducida, pero mayormente vulnerable, está viajando sin documentos.
Una de las tareas más urgentes para este grupo poblacional es el tema de regularización migratoria. Ello requiere esfuerzos diferenciados del grupo adulto tomando en cuenta el tema de la documentación e identificación de los menores de edad, quiénes en Venezuela, hasta los 9 años, no cuentan ni con documento de identidad ni con pasaporte. El Estado tiene además obligaciones con la infancia, sin diferencias posibles basadas en la nacionalidad. Una de las principales es garantizar el derecho a los niños y las niñas a vivir con sus padres.
Anthonella nos recuerda que el año 2019 será también un año de migración de los niños y las niñas: de los que nacen aquí o allá, de los que viven allá con uno de los padres, de los que viven aquí con uno de los padres y, de los que ya emprenden el camino para el reencuentro.
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