Escrito por Daniela Ibáñez
Javier Milei ha dado la sorpresa en las primarias argentinas, posicionándose como el candidato más votado en los comicios y con perspectivas para ser un contendor importante hacia las elecciones presidenciales. Su victoria ha supuesto un frenesí mediático en el cual se intenta interpretar un triunfo inesperado - las encuestas no le daban más del 20% de los votos, y superó este estimado por más de 10%. En ese sentido, la prensa y diversos analistas han intentado comparar la figura de Milei con otras figuras políticas anti-establishment que llegaron o intentan llegar al poder con un discurso en contra de la clase política establecida. De esa manera surgen las comparaciones con otros mandatarios como Nayik Bukele, presidente de El Salvador, Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, y Donald Trump, expresidente de Estados Unidos. Más allá de las simpatías que Milei mismo ha expresado hacia -especialmente- los dos últimos, consideramos importante analizar las similitudes y diferencias de estos personajes.
Empecemos estableciendo los lineamientos por los cuales se pueden comparar a dichos personajes. Por motivo de esta columna hemos elegido cuatro dimensiones concretamente, dos de las cuales tienen que ver con la forma de hacer política y las otras dos en tanto a ejes programáticos. Estas dimensiones son: (1) recursos persuasivos (2) posicionamiento frente a la clase política, (3) propuestas en el eje económico y (4) propuestas en el eje social.
En tanto a los recursos persuasivos, se puede decir que todos estos personajes cuentan con similitudes en el sentido que cuentan con un carisma que apela a un electorado de nicho. Milei en particular es un personaje histriónico, con poca moderación en el uso de su vocabulario -el cual es altamente confrontacional- con muchas referencias al mundo pop -por ejemplo, una vez fue vestido de un superhéroe anarcocapitalista a un evento Otaku- y a símbolos poco convencionales dentro del ámbito político, por ejemplo, la figura discursiva del león ("no vengo a guiar corderos, vengo a despertar leones"). Dicho carisma apela mucho al electorado juvenil, menor de 30 años en el cual Milei se posiciona como una figura representativa y 'refrescante’, que además hace un alto uso de redes sociales para entrar en contacto con dicho grupo. De manera similar, Nayib Bukele también hace uso de recursos persuasivos carismáticos que apelan a un electorado juvenil, por ejemplo, el uso de la gorra en reversa, y es muy hábil en el uso de redes sociales realizando videos especialmente en muy alta resolución para resaltar aspectos de su gestión. Recordemos asimismo que Donald Trump reforzó su fama por el aparato mediático alrededor del concurso Miss Universo y al igual que Milei se hizo conocido políticamente por lenguaje altamente confrontacional y por expresiones físicas en sus mítines manufacturados para entretener a su audiencia. Finalmente, Jair Bolsonaro también es conocido por su forma de hablar “sin filtros”, por ser muy hábil en la convocatoria de grandes masas y por su famosa expresión con las manos de ‘pistolitas’.
Las semejanzas continúan en tanto al posicionamiento de dichos personajes frente a la clase política. Todos estos políticos siguen la corriente anti-establishment en el sentido que polarizan con la clase política tradicional; aunque en contextos bastantes disímiles lo hacen con un discurso parecido, que es la promesa de traer un expertise diferente al cargo. Milei polariza contra la clase política, especialmente el kirchnerismo, por el mal manejo de la economía argentina y su alta intervención en la misma. Recordemos que Milei se identifica como libertario minarquista, lo cual hace que él crea que el estado deba ser reducido en su máxima expresión, incluyendo la cantidad de personas que trabajan en él. Asimismo, Trump fue un candidato, que argumentaba ser externo al establishment de Washington, dado que ha sido empresario hotelero toda su vida. En su condición de una persona de negocios y con una gran fortuna, él argumentaba que podía tener mayor conocimiento para manejar el país que cualquier político tradicional. Finalmente, Bukele y Bolsonaro, al igual que Milei, surgen como figuras políticas ajenas a los partidos más poderosos del país. Milei forma un partido político nuevo con Libertad Avanza, Bukele rompe con el bipartidismo de El Salvador y Bolsonaro desafía a la hegemonía del Partido de los Trabajadores, tras crisis políticas fuertes vinculadas a sus dos principales referentes: Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Las diferencias entre dichos personajes empiezan en el eje programático. En lo económico, Javier Milei definitivamente tiene las propuestas más promercado del lote de figuras seleccionadas. Sus propuestas para dolarizar la economía argentina, eliminar el Banco Central, reducir los impuestos, recortar el número de ministerios, la privatización de empresas públicas entre otros, se trata del plan de austeridad más ambicioso que se ha visto en los últimos años en Latinoamérica. Capaz, el personaje que más se asemeja a Milei en este sentido es Bolsonaro, que fue conocido por negarse a imponer estrictas cuarentenas durante la pandemia para no generar retrocesos en la economía brasileña. De candidato, propuso el recorte de ministerios, del déficit fiscal y apertura a mercados internacionales. Bukele - a pesar de que es un entusiasta del sistema de criptomonedas - ha dicho en reiteradas veces que se identifica como un político de izquierda. Además, su enfoque en lo económico es secundario - a diferencia de Bolsonaro y Milei - siendo su principal prioridad combatir la inseguridad en su país. Por último, en tanto a Donald Trump, por más que él mismo sea parte del partido Republicano que suele ser más proempresa, y que haya realizado el recorte de impuestos corporativos durante su gestión, también tenía una visión altamente proteccionista de la economía americana, especialmente frente a la China, imponiendo aranceles sobre productos derivados de este país. Para Milei, esto definitivamente (afirma) sería inaceptable.
Finalmente, también se dan importantes divergencias en el eje social entre los diferentes mandatarios. La prensa ha realizado la comparación en este eje especialmente entre Milei, Trump y Bolsonaro, argumentando que todos estos personajes tienen posiciones “ultraconservadoras”. En el caso de Trump y Bolsonaro, es cierto que dichos exmandatarios tienen posiciones bastante conservadoras en lo relacionado a la terminación del embarazo y la comunidad LGBTQ. Además, tienen posturas conservadoras en cuanto a políticas migratorias, especialmente porque ambos tienen posturas altamente nacionalistas y de reivindicación de la soberanía nacional. En tanto a Milei, si bien es cierto que tiene una postura en contra del aborto, tiene una postura liberal frente al matrimonio del mismo sexo, y no tiene una postura nacionalista.
En conclusión, la comparación de Milei con otros personajes políticos tiene muchos matices y no debe ser realizada de manera totalizante. Como hemos argumentado, creemos que existen similitudes entre los personajes en tanto a recursos persuasivos y sus posturas anti-establishment, sin embargo, hay importantes diferencias en el eje programático, en propuestas sobre la economía y el eje social. De esta manera hemos buscado hacer una contribución a la discusión pública en esta materia.
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