¿Te has preguntado alguna vez cuál es el propósito de tu empresa? ¿Por qué vendes zapatos? ¿Por qué fabricas ropa masculina y no femenina? ¿Por qué una academia preuniversitaria y no una escuela? Muchos emprendedores, y empresarios en general, se preocupan únicamente por la rentabilidad y pierden de vista el verdadero propósito de la marca. Ese error habitual puede afectar la relación con los stakeholders y, por ende, la reputación y rentabilidad del negocio.
En principio, debemos tener claro que el propósito es la razón de existir de una marca, la cual es más importante que el solo hecho de generar ingresos económicos. Todas las empresas saben lo que hacen y cómo lo hacen, pero muy pocas entienden por qué lo hacen. Encontrar ese propósito será fundamental para conectar con el alma de la marca y construir una cultura organizacional fuerte, una buena experiencia de marca, productos y servicios atractivos, y todos los elementos que inspiran por igual a colaboradores y clientes, y que nos permiten diferenciarnos de los competidores.
La principal ventaja de una marca con propósito es que posee mejores oportunidades de desarrollo en el mercado. De hecho, un reciente estudio de Kantar, denominado Propósito 2020, revela que el 94% de consumidores recompensa a las organizaciones con un propósito claro y sólido, pero apenas el 37% de empresas lo tiene. Definitivamente, el propósito influye en los públicos de interés; por ello, de acuerdo con la última investigación de Hotwire, 8 de cada 10 directivos coinciden en que las marcas deben “vivir y sentir el propósito corporativo” para seguir vigentes en el mercado, mientras que 7 de cada 10 opina que solo sobrevivirán las empresas que se comporten de acuerdo a su propósito.
Sin duda, las marcas con propósito están generando mercados e industrias enfocadas en la ética, impulsando el equilibrio entre rentabilidad, reputación y posicionamiento. Ahora bien, el propósito de la marca no debe funcionar como un complemento que se añade por conveniencia, sino que debe ser entendido como el punto de partida que motiva el sentido y la razón de ser de una marca, y necesita estar alineado a sus valores. Contar con un propósito aporta a la competitividad empresarial siempre y cuando sea coherente, transparente y se comunique abiertamente a las audiencias clave.
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