En 1963, seis años antes de que Neil Armstrong llegara a la luna en la misión norteamericana Apolo 11, Valentina Tereshkova se había convertido en la primera mujer en viajar al espacio a bordo de la nave rusa Vostok 6. Sin embargo, muy pocas personas la recuerdan hoy en día, y es más bien la figura de un hombre dentro de un traje espacial blanco la que solemos recordar y ver por todos lados.
El caso de Tereshkova es solo un ejemplo de cómo los estereotipos, en muchos casos reforzados por la publicidad, han limitado nuestras capacidades, aspiraciones y oportunidades de desarrollo; haciéndonos creer, por ejemplo, que solo los varones pueden ser astronautas o ingenieros, que únicamente las mujeres son responsables de la crianza y los quehaceres del hogar, que todas las madrastras son malvadas, que todos los africanos son de raza negra y muchos otros estereotipos muy lejanos a la realidad.
Y son precisamente estos estereotipos los que amplían aún más las brechas sociales, y que muchas veces vemos normalizados en campañas publicitarias que no pasan los filtros adecuados. Pero si por el contrario, usáramos estratégicamente la publicidad para revertir cifras que preocupan, la realidad podría ser diferente. Así, por ejemplo, según la Sunedu, solo 2 de cada 10 estudiantes de ingenierías son mujeres; 3 de cada 10 empresas no está dispuesta a contratar a personas homosexuales, según Ipsos; y el desempleo entre la población indígena y afroperuana que vive en zonas urbanas alcanza el 91.9 %, según el Ministerio de Trabajo.
Hoy, las mujeres hipersexualizadas, los hombres rudos, las familias tradicionales y los personajes caucásicos ya no nos representan y ya no nos identificamos con ellos porque somos más conscientes de nuestra diversidad. Las empresas también lo saben y se han visto en la necesidad de replantear su comunicación, pues el 65 % de los consumidores valoran más a las marcas que fomentan la diversidad, la inclusión y la equidad, de acuerdo con el Global Monitor de Kantar.
Bajo esa misma premisa, la empresa Dove ha empezado a promover la belleza real y natural, mostrando cuerpos y rostros que no necesariamente encajan con los cánones de belleza. Por su parte, Movistar TV introdujo a una pareja gay en una de sus últimas campañas, normalizando el amor entre dos personas. Estas marcas están utilizando la comunicación como medio educativo para que la sociedad deje de lado los prejuicios y estereotipos.
Pero, no solo podemos ayudar a erradicar los estereotipos a través de la comunicación y la publicidad, sino también a través del diseño de modas, el diseño de interiores e incluso el diseño de videojuegos. Por ejemplo, en el Game Jam realizado por Toulouse Lautrec en 2021, un grupo de estudiantes diseñó videojuegos para erradicar la violencia contra las mujeres. Una iniciativa que dio la vuelta al mundo y que vale la pena poner en tendencia.
Finalmente, quisiera reflexionar sobre la función social del diseñador que posiblemente se ha ignorado a cambio de una visión más comercial. En ese sentido, considero de vital importancia que las instituciones de educación superior incorporen en sus cursos de comunicaciones y diseño una perspectiva humanista que promueva la diversidad, la equidad y tolerancia social, para que la nueva generación de profesionales sea capaz de diseñar y producir objetos con responsabilidad social, a fin de erradicar todo tipo de estereotipos.
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