La revolución tecnológica o Cuarta Revolución Industrial que actualmente experimentamos, está impactando en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Uno de los principales aspectos de este impacto ha sido el empoderamiento de las personas, porque brinda libertad y acceso a la información de manera prácticamente ilimitada.
La tecnología cada vez está siendo más accesible a las personas por la reducción de costos de herramientas digitales de diseño y fabricación, que antes solo estaban al alcance de algunos grupos. Actualmente, podemos adquirir con gran facilidad una impresora 3D, acceder a comunidades en plataformas sociales de código abierto, o tener dispositivos móviles con gran capacidad de procesamiento de datos.
Todo esto ha dado lugar a la cultura Maker, y uno de sus principales logros es la inclusión digital, en la cual las personas puedan ser no solo consumidores, sino también desarrolladores de proyectos tecnológicos e innovadores que beneficien y mejoren la calidad de vida de las personas y la sociedad; todo ello sin la necesidad de contar con grandes fábricas o laboratorios.
Por ejemplo, podemos ver referentes de aplicaciones de tecnología inclusiva en las impresiones 3D dentro del área de la salud, con la creación de prótesis para víctimas de accidentes o enfermedades, ya sea para personas o animales que han perdido un brazo o una pierna, para quienes requieren una reconstrucción de rostro, entre otros.
Otra tecnología que ha encontrado aplicaciones en beneficio de la inclusión es la robótica, con la creación de exoesqueletos que permiten a las personas que han sufrido un accidente recuperar el movimiento de caderas y rodillas, y poderse desplazar mediante pequeños motores incorporados a una prótesis convencional.
Grandes empresas como Google, Amazon, Apple o Microsoft también están interesadas en utilizar tecnología inclusiva en beneficio de los usuarios. Así, por ejemplo, Microsoft, ha diseñado el Xbox para poder ser utilizado con una sola mano. Del mismo modo, los asistentes de voz como Google Home, Siri o Amazon Alexa, han ayudado a personas con discapacidades motoras o de movilidad, ya que, por medio de esta tecnología basada en reconocimiento de voz, pueden realizar interacciones más complejas como el encendido de dispositivos domésticos, cortinas, cocinas, puertas, etc.
Esta tecnología junto a la domótica ya se está integrando también en auriculares, relojes y parlantes inteligentes; lo que, sumado a la actual accesibilidad en el desarrollo de aplicaciones móviles, nos da una idea de la infinidad de posibilidades que se podrán crear en un futuro inmediato.
Finalmente, es importante destacar el rol de la formación académica para el impulso y desarrollo de la tecnología inclusiva, ya que permite potenciar la creación de espacios como Maker Labs o FabLabs que despierten el interés de los jóvenes por las disciplinas tipo STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts, Maths) y que facilitan la innovación tecnológica para transformar realidades agregando valor.
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