Permítanme referirme a una publicación reciente, en donde he tenido participación. Se trata de un artículo que da cuenta de los indicadores pesqueros y económicos en la pesca artesanal a lo largo de siete décadas en el Perú.
El mar peruano es uno de los más productivos el mundo. A lo largo de varias décadas las pesquerías peruanas han tenido un importante desempeño, en términos de volúmenes de pesca. A la anchoveta, se suma la pota, el bonito, el jurel y varias otras especies, en millones de toneladas, centenares o decenas de miles por año.
La pesca artesanal es también muy diversa. Se realiza con embarcación y sin ella, con o sin motor, cerca o lejos de la costa, en la superficie, a media agua o en el fondo; con redes, anzuelos, muestras, arpones, manos; en el centro, en el norte y en el sur del país para el mercado nacional y para mercados externos.
Una de las principales características de esta actividad es su crecimiento. Según las tres encuestas estructurales de la pesca artesanal (ENEPA) del IMARPE, hemos pasado de 6,200 en 1996 a 17,920 embarcaciones artesanales en el 2015. Ello ha implicado también la aparición de nuevos aparejos utilizados en la pesca artesanal. Un aparejo emblemático es la muestra potera.
Esta evolución de la pesca artesanal ha estado acompañada con cambios técnicos importantes (de diferente magnitud según el aparejo que usas), la variabilidad climática, la condición ambiental de las aguas cercanas al litoral, entre otros factores presentes. Por ejemplo, la expansión del motor en estas actividades ha sido también exponencial, de 5% en 1950 a 91% en la actualidad. El buzo (con compresora) en el siglo pasado buceaba a menor profundidad que hoy en día. Otros ejemplos -más recientes- son el uso de equipos de comunicación y navegación. Asimismo, se ha iniciado ya la geolocalización para determinadas flotas artesanales
Por otro lado, a lo largo de ese periodo las políticas desde el Estado sobre la pesca artesanal han sido parciales, intermitentes y fragmentadas, con una atención fuertemente inclinada a la anchoveta (merecida, por cierto), pero desequilibrada respecto a otros recursos pesqueros.
Predomina la normativa que no diferencia apropiadamente los diversos contextos en donde se desenvuelven las actividades pesqueras artesanales y en algunos casos, sencillamente es inaplicable. Existen antiguas barreras para la formalización y vigencia tanto de las embarcaciones como de la condición de pescador; los Gobiernos Regionales tienen una discreta gestión en lo que les compete.
En el artículo motivo de esta columna (ver aquí) con gran esfuerzo se ha integrado y analizado una importante cantidad de información fragmentada y parcialmente disponible sobre la pesca artesanal, que incluye series de tiempos de capturas, precios, bases de datos sobre las características de embarcaciones, métodos de pesca que utilizan, los parámetros biológicos pesqueros, entre otras. Para la reconstrucción en periodos en que no se cuenta con información se ha seguido métodos y estándares académicos para su estimación. No se ha incluido a las actividades que se realizan, sin embarcación, desde la orilla.
Se han identificado y estimado cambios en la eficiencia pesquera y en los ingresos según los diversos aparejos que estas embarcaciones usan a lo largo de varias décadas. Esto se hizo mediante la estimación del esfuerzo de pesca y las capturas por unidad de esfuerzo, que es una medida crucial de eficiencia y que relaciona el poder de pesca de la flota con las capturas que logra, así como precios e ingresos resultantes, que contribuyan a identificar propuestas específicas de política para abordar la sostenibilidad de ellas.
En correspondencia con esa gran diversidad de la pesca artesanal peruana, hay múltiples trayectorias que hemos registrado. Como lo adelantamos, hay un gran incremento de la flota pesquera artesanal a lo largo de estas décadas. Sin embargo, la intensidad no ha sido constante, incluso ha tenido reducciones. Las dos últimas décadas muestran un crecimiento más intenso, el periodo que registra las ENEPA mencionadas. Diversos factores concurrentes han llevado a que, de facto, exista libre acceso a las pesquerías artesanales, que estimula a su vez, la expansión de la flota.
Hay por ello una reducción de la eficiencia pesquera artesanal (a pesar de los avances técnicos acumulados a lo largo del periodo) y una afectación a la condición de los recursos, las cuales en correspondencia a la gran diversidad de actividades pesqueras artesanales tienen diferentes niveles. Las actividades menos selectivas, las ilegales y las no reportadas ni reglamentadas son las menos afectadas. Esto requiere una acción inmediata, pues de mantenerse esta tendencia la vulnerabilidad y la pobreza en las comunidades pesqueras será mayor.
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