“Es hora de empezar a hacer preguntas difíciles, desafiar el statu quo y mirar las oportunidades que trajo la pandemia, facilitando la posibilidad de repensar cómo, dónde y a quien se imparte la educación”
Catherine Friday, EY Global Education Leader
En medio de la discusión que se ha iniciado a raíz de una iniciativa del Congreso para realizar algunos cambios relacionados a la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), es importante mirar al futuro y no perder de vista los retos que este presenta para las universidades peruanas.
En un contexto globalizado y con la revolución digital inminente en el campo de la educación universitaria, como consecuencia de la pandemia, es necesario entender que se está empezando a cuestionar el modelo tradicional de educación superior en el mundo y que este no será sostenible en el futuro. Así como en Estados Unidos se prevé que, para el 2030, un cuarto de universidades se fusione, reestructuren o desaparezcan del mercado, estas transformaciones en la industria también podrían generarse en el Perú, con la participación de jugadores locales e internacionales.
Hay que tomar consciencia de que, en la educación superior, al igual que ocurre en otras industrias, existen grandes competidores internacionales, como Harvard, Stanford, MIT y otros que están empezando a aprovechar las ventajas de la obligada virtualización de la educación a causa de la pandemia. Ante ello, se debe repensar en un valor distintivo que nuestras universidades ofrezcan a alumnos peruanos, pero que también nos permita competir por alumnos internacionales. En ese sentido, un mercado natural deberían ser los estudiantes latinoamericanos, con quienes compartimos lenguaje y realidades similares. En este escenario global, es vital apostar por un servicio de calidad y también por acreditaciones internacionales.
El futuro viene acompañado por alumnos que son nativos digitales, acostumbrados a desarrollarse con soltura en el espacio virtual, pero que también desean vivir algunas experiencias presenciales diferenciadoras. La consigna debe orientarse a ofrecer una educación de calidad a la que se pueda acceder desde cualquier parte y en cualquier momento. Conceptos como el de aula invertida, donde los alumnos estudian más por su cuenta (virtualmente) y el aula es para actividades de discusión y análisis de casos, ya fueron asimilados en otras realidades y aquí deberán ser adoptados con rapidez.
La gamificación, la realidad virtual y los simuladores ya forman parte de la oferta educativa global y las universidades peruanas que tímidamente han incursionado en estas herramientas deben repensar la estructura de sus programas y cursos, pero, sobre todo, la forma en que enseñan a utilizar estos recursos. También se requiere una reconversión de los profesores para afrontar los nuevos tiempos, así como el reclutamiento de nuevos cuadros, que pueden ser también internacionales en este contexto.
La generación de relaciones con los sectores privado, público y otros stakeholders, como los graduados, será clave para lograr alianzas que ayuden a fortalecer la empleabilidad y la investigación aplicada a las universidades. También hay que pensar que la educación tenderá a ser continua en la vida laboral de las personas y cada vez más customizada y personalizada. Flexibilidad y acceso a precios bajos se convertirán en el objetivo de las universidades más innovadoras y dispuestas a asumir riesgos en este nuevo escenario.
Ante la aparición de plataformas masivas de educación, como Udemy, Crehana y Netzun (plataforma peruana), las universidades del país tienen que ser creativas para evitar que sus alumnos migren a las nuevas opciones de capacitación disponibles. Pueden también generarse alianzas con otras universidades e incorporar algunos cursos virtuales asíncronos masivos (MOOC) como parte de su currículo. Esta práctica ha tenido éxito en algunas universidades norteamericanas.
Catherine Friday, líder del área de educación global de EY, reflexiona sobre la necesidad de las universidades por innovar rápidamente para hacer frente a los escenarios que se presentan a futuro y donde la competencia global será muy agresiva. El reto está planteado y solo las universidades peruanas que logren dar un salto cualitativo en el nuevo entorno pospandemia podrán sobrevivir.
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