Los últimos años han visto caer la confianza de las personas en las instituciones frente a los desaciertos de estas no solamente a nivel nacional, sino también internacional. El barómetro de confianza Edelman 2021 nos muestra esta figura de manera más evidente al señalarnos que las dos economías más grandes, China y Estados Unidos, bajaron en su índice de confianza de 90 a 72 y de 53 a 48, respectivamente. Pero ello también se refleja en el decaimiento en la confianza en el gobierno, en las ONGs y en los medios de comunicación. Por su parte, muy pocas empresas logran mantener confianza por parte de los stakeholders.
No obstante, el error más común que cometen los líderes en las empresas es tomar por sentada o sobreestimar la confianza de sus colaboradores. El estudio revela que aproximadamente solo el 20% de las personas confía en el director general de su empresa.
Ganar o recuperar esta confianza se ha vuelto un desafío y, ante esta brecha en la confianza, los líderes se enfrentan a una crisis de credibilidad. En nuestros años como escuela de negocios, hemos visto evolucionar el concepto de liderazgo y lo hemos visto aplicado en nuestros estudiantes. Sin embargo, aquello que no ha cambiado en la esencia del liderazgo son tres reglas simples para fomentar la confianza. La primera es enseñar con el ejemplo. Como líderes, debemos abrazar aquellos valores que predicamos, ya que las personas juzgan nuestra credibilidad por cómo nuestras palabras se reflejan en nuestras acciones. Lo segundo es crear conexiones en lugar de rivalidades, pues de esta manera generamos confianza con nuestros equipos, pero además con aquellos equipos que en algún momento rivalizamos, abriendo oportunidad para futura cooperación. El crear conexiones en lugar de rivalidad demuestra que estamos dispuestos a dejar de lado nuestro ego para generar cooperación. Y, finalmente, el líder debe tratar a los demás con dignidad y respeto. Esto se logra no solo a través del reconocimiento y de las palabras, sino también dando oportunidades a los demás para expresarse, reconociendo sus ideas y contribuciones frente a los demás. En la era de la desconfianza, podemos ser los líderes aquellos que construyamos y restauremos la confianza que las personas en nuestras naciones han perdido.
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