¿Qué hace tan importante e indignante que un ministro desobedezca su propia regla? El cargo de un ministro implica un rol de liderazgo, tan parecido como el rol de un director ejecutivo para una empresa o el jefe de un área, con la diferencia de que representa a nuestra nación y sus decisiones repercuten no solamente sobre las personas que trabajan para él, sino sobre todo el Perú. Un liderazgo efectivo es capaz de promover una visión, de sembrar en otros la semilla de un objetivo compartido, de comunicarse bien y de promover el crecimiento de las personas a su cargo. Pero un líder también debe ser capaz de seguir sus propias reglas y de guiar a través del ejemplo. Hacer lo que decimos es importante como líderes por una simple razón: la confianza.
Para establecer una comunicación eficaz con los demás debemos ser capaces de establecer un vínculo de confianza, reforzado y mantenido cuando practicamos lo que invitamos a los demás a hacer. Una buena regla de pulgar es no pedir a los demás a hacer algo que no estaríamos dispuestos a hacer nosotros mismos. Esto va de la mano con establecer una conexión con nuestro equipo. Por ejemplo, en un día en la oficina de trabajo intenso y con fechas límites cortas, un líder perdería la confianza de su equipo si decide irse temprano sin mayor razón mientras que el equipo trabaja esforzadamente ese día.
Por ello, frente a los constantes y diversos cuestionamientos que el ex ministro del Interior Luis Barrenzuela había tenido y la débil o nula confianza que se tenía sobre él, un acto como el no respetar sus propias directrices terminaba de agotar la confianza sobre él, pero también minaba el voto de confianza por el gabinete presidido por Mirtha Vásquez. Para un gobierno que lucha por difundir la confianza en su pueblo, este tipo de situaciones deben de evitarse a como de lugar y, por el contrario, buscar fuentes que la refuercen.
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