“El honor de los filósofos” (Acantilado, 2020), del profesor e investigador Víctor Gómez Pin (Barcelona, 1944), es uno de esos libros que se pueden leer sin pausa, en virtud de lo apasionante del tema y de la elegancia de la prosa ensayística de su autor. En sus cerca de seiscientas páginas, Gómez Pin realiza un recorrido por la vida de innumerables filósofos, científicos y artistas que sufrieron algún tipo de persecución a causa de sus ideas y opiniones, por parte de los diversos poderes del mundo. Llegando a experimentar padecimientos inimaginados e, incluso, muertes terribles.
En los diferentes capítulos de este volumen, el filósofo español reconstruye minuciosamente el contexto histórico, político y social de varios de los pensadores más reconocidos de la historia intelectual de occidente, conduciendo el hilo biográfico de los mismos hacia el momento en que se debieron enfrentar a situaciones límites de riesgo o peligro mortal. La fortuna fue distinta en varios casos. Así, mientras algunos vivieron el destierro, otros, la prisión torturante, también hubo quienes fueron condenados a la muerte. Con tino, Gómez Pin no se explaya detenidamente en el sufrimiento de los pensadores. Pues caería en un morbo innecesario. Más bien, trata de ponderar la recta actitud de los mismos, de inteligente rebeldía ante sus poderosos enemigos y de coherencia moral ¿Qué sentido tendría buscar la verdad con genuino denuedo si se cae en la cobardía a la primera adversidad o se niega hipócritamente aquello que se postula intelectualmente con tanta convicción? Es evidente que se trata de personas excepcionales, capaces de afirmar la dignidad de su saber en situaciones muy duras. En ese sentido, muy pocos estaríamos en condiciones de soportar tal nivel de presión. Aquel “honor” le compete a hombres y mujeres fuera de lo común.
Este libro reúne los episodios vitales de Sócrates, Boecio, Aristóteles, Giordano Bruno, Galileo, Miguel Servet, Tomás Moro, Condorcet, Voltaire, Spinoza, Leibniz, Einstein, etc. Y también de pensadoras como Hipatia, Olympe de Gauges, Sophie de Grouchy, Simone Weil y Emile de Chatelet. En ese sentido, algo interesante e importante de resaltar del último libro de Gómez Pin, es que el autor no toma preferencia por algún periodo de la historia, debido a que las víctimas de la libertad crítica y de la búsqueda del conocimiento objetivo han vivido en diferentes épocas.
Tras la lectura de “El honor de los filósofos”, queda claro, una vez más, que la búsqueda de la verdad objetiva ha sido incomoda a las diversas formas de poder. También que, en todo sistema político, económico y cultural, las manifestaciones de la libertad interior y personal, ha resultado irritante para determinados grupos. Nunca sabremos si llegaremos a experimentar, a futuro, persecuciones, ostracismo, torturas, prisión o muerte, a causa de lo investigado, pensado o escrito desde el saber racional. Si ello ocurriera, a pesar del miedo que ocasiona la prepotencia de los bárbaros, esperemos estar a la altura de tal eminente tradición.
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