Miguel Saralegui Benito (1982), filósofo y científico político español, ha producido una importante bibliografía centrada en la reflexión filosófico-política, la investigación en historia política y en las intersecciones entre ambas. Habiendo realizado interesantes aportaciones al estudio de autores canónicos como Maquiavelo, Hobbes y Schmitt, destaca, entre sus libros, Maquiavelo y la contradicción (2012), Carl Schmitt pensador español (2016), y Breve historia del pensamiento político. De Maquiavelo al Coronavirus (2022). Además, de su traducción y estudio a los Apéndices del Leviatán de Hobbes, publicado en el 2014.
En ese sentido, un libro de intersección temática entre la historia política y la elaboración filosófica es “Matar a la madre patria: Historia de una pasión latinoamericana” (Tecnos, 2021), obra en la que Saralegui se centra en varios aspectos clave relacionados con el estudio del antiespañolismo y su impacto en la identidad y la política latinoamericana. Saralegui argumenta que la tirria hacia España ha sido fundamental en la construcción de las identidades nacionales en América Latina. Así, estudiado a líderes criollos como Simón Bolívar, Sarmiento, entre otros, el autor observa de qué forma éstos expresaron un profundo desdén hacia la herencia española, considerándola tiránica y atrasadora. Este rechazo se convirtió en un motor para la independencia y la creación de nuevas identidades nacionales.
Sin embargo, la obra no se limita a narrar eventos históricos que revelan un profundo antihispanismo, sino que describe una "revolución total" que busca eliminar la influencia española en aspectos simbólicos de la sociedad criolla, tales como la política, economía, raza y religión. Esta “pasión” por deconstruir la herencia española, nos conduce a la tesis polémica que traza Saralegui: el ardor antiespañol ha generado un trauma identitario que persiste en el tiempo, afectando las percepciones políticas y culturales en las décadas posteriores. Una consecuencia que se observa del antiespañolismo es que éste ha generado una "estructura de culpa ajena" en América Latina, donde los problemas contemporáneos a menudo se atribuyen a influencias externas, comenzando con España y continuando con Estados Unidos. Esta dinámica ha conducido a un ciclo de "revolución permanente", donde los países buscan constantemente reinventarse sin poder superar su pasado, pues debido a la pasión política y cultural de romper con la herencia hispana, se quiebran lazos que son esenciales para concebir objetivos de estado y de nación. De ahí que el autor sugiere que es fundamental la aceptación de la historia y sus herencias para enrumbase hacia el futuro.
De estilo irónico y provocador, la obra de Saralegui permite abordar temas complejos con un enfoque accesible. Su capacidad para entrelazar historia, filosofía y crítica social le da al texto una profundidad que desafía al lector a reconsiderar las narrativas establecidas sobre la identidad latinoamericana. Así como una desmitificación de las ideologías románticas sobre la identidad latinoamericana, cuestionando los relatos edulcorados que glorifican el pasado hispánico, proponiendo una mirada más crítica y realista sobre las consecuencias del rechazo a este legado.
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