Recientemente se publicó The Global Risk Report 2020 del Foro Económico Mundial, y nos parece oportuno citar las palabras iniciales de Børge Brende, presidente del FEM: “La economía global se encuentra en una ‘desaceleración sincronizada’, los últimos cinco años han sido los más cálidos registrados, y se espera que los ataques cibernéticos aumenten en el presente año; todo esto mientras los ciudadanos protestan por las condiciones políticas y económicas en sus países y expresan sus preocupaciones sobre las instituciones que exacerban la desigualdad. En efecto, la creciente evidencia de una economía compartida, los riesgos ambientales y sociales, indican que el horizonte de prevención o de posible mitigación se ha acortado, lo que agrava las consecuencias de los riesgos globales. Es aleccionador que, ante estos críticos eventos, que cuando los desafíos que tenemos ante nosotros exigen una inmediata acción colectiva, se observan fracturas dentro de la comunidad global y parece que se vienen ampliando”.
En general, las preocupaciones se centran en diferentes riesgos o fuentes de disturbios, tales como:
- Riesgos geopolíticos
- Incertidumbre económica y cohesión social
- Deficiencias en respuestas al cambio climático
- Impactos en la pérdida de biodiversidad
- Déficits de gobernanza tecnológica (“fragmentación digital”)
- La sostenibilidad de los sistemas de salud
Sin embargo, existe una clara divergencia en las prioridades identificadas entre los ejecutivos de las economías avanzadas y sus contrapartes en los mercados emergentes, sobre una base de 12.879 encuestas.
Como se puede apreciar en el cuadro 1, los ejecutivos de las economías avanzadas son cautelosos sobre los riesgos cibernéticos, las fragilidades económicas mundiales (crisis financieras) y los conflictos geopolíticos. Los ejecutivos en los mercados emergentes se centran más en los desafíos estructurales para el desarrollo económico y el descontento social alimentado por la dislocada política interna, entre otros. Si bien se presentan perspectivas diferentes, en conjunto, estos resultados configuran una imagen completa de un mundo acosado por la incertidumbre y la disrupción.
En el caso de América Latina, los ejecutivos concentran su atención en los gobiernos ineficaces y la inestabilidad social, exacerbada por un desempeño económico muy mediocre.
¿Qué tanto la sociedad peruana se refleja en los riesgos indicados en el cuadro 2? Lo que podríamos adelantar es que estamos lejos de una crisis fiscal y seguramente de una profunda inestabilidad social (como lo observado en el caso chileno, por ejemplo).
Para finalizar este artículo con un tema de actualidad global, tan solo manifestar que uno de los efectos críticos del coronavirus sobre la dinámica comercial mundial (exacerbada por las nuevas regulaciones ambientales de la International Maritime Organization IMO-2020) ha provocado la caída más fuerte, en el último semestre, del Baltic Dry Index. Cabe indicar que este índice proporciona un punto de referencia para el precio de transporte marítimo de las principales materias primas. Asimismo, este índice no se limita a los países del Mar Báltico ni a algunos productos básicos como el petróleo crudo; contempla 23 rutas globales de diferentes envíos (carbón, mineral de hierro, granos y muchos otros productos). De ahí su importancia para los países exportadores de materias primas, como en el caso peruano.
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