En una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 82% de participantes consideró que la Educación Sexual Integral (ESI) debe enseñarse en los colegios, un 12% que no debe ser así, pues esto solo les corresponde a los padres de familia. Entre la población a favor se encuentran mayoritariamente las mujeres, en el rango de 18 a 24 años de edad. Por el contrario, quienes se oponen en su mayoría son varones, que se encuentran en el segmento etario de 40 años a más.
Las mujeres que vivimos la violencia instalada en nuestra sociedad patriarcal y machista lo sabemos, pero además las poblaciones más jóvenes no toleran más que las corrientes conservadoras y fundamentalistas impidan que el sector educación asuma el rol que le corresponde.
Ante estas evidencias, la aprobación del proyecto de ley 904-2021 por el Pleno del Congreso revela que se está legislando en contra de los intereses de la población, sin importar lo que es mejor para las niñas, niños y adolescentes expuestos a altos niveles de violencia, con un futuro incierto porque no desarrollarán las capacidades y la conciencia para autocuidarse, quererse y establecer vínculos igualitarios en sus relaciones interpersonales.
De allí que el MINEDU tenga la competencia de producir los materiales educativos necesarios que los docentes desarrollarán para que los estudiantes al egresar de la educación básica tengan conciencia de su ser, asuman un estilo de vida saludable, con habilidades para enfrentar conflictos y construir relaciones de género igualitarias.
La igualdad de género en la educación -que se ha pretendido desvirtuar hasta la demonización- no es otra cosa que “la valoración de los diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades de mujeres y varones. En una situación de igualdad real, los derechos, deberes y oportunidades de las personas no dependen de su identidad de género y por lo tanto todos tienen las mismas condiciones y posibilidades para ejercer sus derechos, así como para ampliar sus capacidades y oportunidades de desarrollo personal…” de acuerdo a lo indicado en el Currículo Nacional de Educación Básica (MINEDU, p. 23)
Este mismo instrumento define la ESI como: un espacio sistemático de enseñanza y aprendizaje que promueve valores, conocimientos, actitudes y habilidades para la toma de decisiones conscientes y críticas con relación al cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad. Tiene como finalidad principal que los estudiantes vivan su sexualidad de manera saludable, integral y responsable en el contexto de relaciones interpersonales democráticas, equitativas y respetuosas. La ESI toma en cuenta las particularidades de cada etapa de desarrollo y considera las dimensiones biológica-reproductiva, socio-afectiva, ética y moral.
Cerca de vencerse el plazo para que el ejecutivo se pronuncie en torno al mencionado proyecto de ley, será indispensable actuar con responsabilidad, no ceder a las componendas políticas y colocar por delante el Interés Superior del Niño, así como su derecho a una educación que realmente lo forme para la vida y la convivencia.
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