Mientras las niñas protagonistas se manifestaban el 11 de octubre conmemorando el Día Internacional de la Niña, otras eran secuestradas, golpeadas, violadas o asesinadas. Con dolor e indignación nos preguntamos ¿cuándo acabará la violencia contra las niñas? ¿cuándo estarán protegidas en sus casas, barrios y colegios? ¿cuándo podrán llegar todas a la adultez (y ni una menos) convertidas en mujeres libres y felices con todas las oportunidades que merecen?
Las Naciones Unidas llaman la atención sobre situaciones de alta vulneración de derechos en ciertas poblaciones, por ello, se trata de empoderar, escuchar, proteger y atender a las 1100 millones de niñas que habitan el mundo. El llamado es un recordatorio de la responsabilidad que los estados y sociedades tenemos para con ellas, porque después de firmado y ratificado cuanto documento existe, continuamos sin hacerlo efectivo como corresponde. Solo en los últimos dos meses, tres casos permiten constatar la terrible realidad: En setiembre, una niña de 8 años en La Libertad fue al consultorio ginecológico tras ser violada y fue nuevamente violada por el médico que la atendió; una niña de 13 años en Barranca está embarazada de cinco meses como resultado de una violación, sin que el perpetrador haya sido juzgado; y el domingo pasado una niña de tan solo 5 años fue violada y asesinada durante una fiesta patronal en Huánuco. Todo esto nos recuerda a Kelly, quién hace menos de un año, murió estrangulada después de ser violada por dos hombres en Barranca. Kelly tenía 10 años y mil sueños.
Hace un par de años el hashtag #PeruPaísDeVioladores ofendió a muchos, pero es verdad y seguirá siendo verdad mientras no se aborde la protección de las niñas como un asunto de primera prioridad en la agenda pública. Resulta increíble que en nuestro país todavía se pretenda ocultar estos temas en las escuelas y colegios, que no se quiera que las niñas conozcan su cuerpo para quererlo, cuidarlo, protegerlo, reconocer el riesgo y saber qué hacer; inconcebible que haya oposición a que los niños se eduquen comprendiendo que los cuerpos de las mujeres de cualquier edad o condición deben ser respetados porque son tan valiosos como el suyo. Es una injusticia mayúscula que los medios de comunicación no retomen su función educadora para ponerla al servicio de la protección de las niñas y niños. Y lamentable que lo actuado desde el Estado en materia de protección a la infancia sea insignificante en relación con el tamaño del problema.
Celebremos la existencia de las niñas en su día y todos los días, cuidándolas y fortaleciéndolas desde todo ámbito: la casa, la escuela, el barrio, los movimientos sociales. Celebremos y apoyemos a aquellas niñas que con responsabilidad lideran las organizaciones por el ambiente, por sus derechos, por el buen vivir. Exijamos a nuestros gobiernos a todo nivel, acción inmediata y eficaz desde los sectores educación, salud, justicia, mujer, inclusión. No podemos perder a ninguna más, tampoco merecen ser obligadas a llevar a término un embarazo producto de una violación.
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