Entre los asentamientos humanos de Ventanilla y Ancón, una de las zonas más pobres y vulnerables de la capital peruana, se encuentra Cruz Blanca. Este proyecto ofrece a los niños de escasos recursos diversos espacios recreativos y formativos para aprender conductas positivas y disfrutar de su niñez de forma sana y segura.
Cruz Blanca fue fundada en 1958 por Monseñor Ricardo Durand, arzobispo de Cusco y luego obispo del Callao por veinte años hasta 1995. Un año antes de su muerte, en el 2003, Mons. Durand entrega el proyecto de Cruz Blanca a la Fraternidad Mariana de la Reconciliación.
Esta asociación sin fines de lucro tiene por objetivo incrementar una convivencia pacífica y disminuir la violencia física y psicológica en los niños que participan de sus actividades. El proyecto más antiguo de Cruz Blanca son los campamentos que se realizan desde su creación y actualmente se llevan a mitad de año y en verano.
Los campamentos Cruz Blanca duran doce días y reúnen hasta 200 niños y niñas de poblaciones vulnerables del cono norte con la finalidad de tener unas verdaderas vacaciones en el gran recinto que da a la playa de Ancón. Desde su fundación, estos campamentos han recibido a miles de niños, niñas y también adolescentes cuando se han portado bien en campamentos anteriores.
Elisabeth Millán llegó a Cruz Blanca siendo muy pequeña pues su tía era una de las voluntarias del proyecto cuando Monseñor Durand lo tenía a su cargo. Era 1990. Empezó como quien dice jugando en participar del campamento. Con el tiempo fue auxiliar hasta tener un grupo de niños de ocho años a su cargo.
En el 2012, vuelve a vincularse al proyecto y desde ahí no ha dejado de participar en los campamentos de Cruz Blanca como voluntaria. Es en Cruz Blanca donde descubre la vocación que le apasiona: ser maestra. A sus 34 años la educación es su segunda carrera y le falta poco para graduarse.
“Las personas que van como voluntarias dejan de lado sus comodidades. Ser voluntario es muy gratificante, pero también exigente porque tienes que cuidar a un grupo de niños con muchas carencias. Te olvidas de ti mismo para servir a los demás”, cuenta Elisabeth.
Actualmente, Elisabeth forma parte del equipo de apoyo del campamento. “Le tengo amor inmenso a Cruz Blanca. Fue siempre lugar seguro lugar donde conoces gente, aprendes mucho de cada persona y cada niño. Siempre será el descanso del corazón y la energía que necesita para continuar con actividades del día a día”, señala.
Proyectos educativos y sociales
Además, el proyecto ofrece:
Cruz Blanca Educa brinda refuerzo académico en el local de Cruz Blanca después del colegio a través del juego a niños y adolescentes de las comunidades de Laderas y Pachacútec.
Cruz Blanca Misiones consiste en visitar las viviendas de los niños de las mismas zonas y alrededores que participaron de los campamentos para mejorar su comportamiento.
Cruz Blanca en Acción son talleres de danza, catequesis, deportivos entre otros que los voluntarios llevan a Laderas, Pachacútec y Ventanilla.
La ayuda nunca sobra en Cruz Blanca, una asociación católica sin fines de lucro que fue fundada hace más de 60 años con el fin de promover una cultura de encuentro y solidaridad con los más necesitados. Si estás interesado en ayudar como voluntario o conocer más sobre el proyecto ingresa a: www.cruzblanca.pe
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